Por si te lo estabas preguntando: ¡pedir lo que necesitas no es ser egoísta! Entonces, ¿por qué a veces se siente así? ¿Cómo puedes expresar tus necesidades cuando hacerlo te produce ansiedad?

Por qué es difícil pedir lo que necesitamos

Pedir lo que queremos, necesitamos y deseamos puede ser una tarea desalentadora. ¿Por qué?

Una de las principales razones es la ansiedad La ansiedad puede ocurrir cuando nos sentimos preocupados por cosas que aún no han sucedido. Por esa razón, la ansiedad también es muy buena para crear los peores escenarios en tu cabeza. Es probable que, si te sientes ansioso por expresar tus necesidades, tengas miedo de que la otra persona no se lo tome bien y eso pueda provocar una pelea o, peor aún, el fin de la relación.

He aquí otras razones (totalmente normales) por las que nos puede costar expresar nuestras necesidades:

  • Miedo al rechazo
  • No saber realmente lo que queremos/necesitamos
  • Miedo a parecer egoísta
  • Vergüenza/juicio de los demás
  • Tener lo que queremos nos parece imposible
  • Priorizar las necesidades de los demás
  • Preferiríamos no pedir ayuda

3 formas de manejar la ansiedad ante la posibilidad de expresar nuestras necesidades

¿Qué puede hacer? ¿Cómo puedes superar todos los retos para comunicarte?

1. Siéntate contigo mismo y ten una conversación sobre lo que realmente necesitas y cómo quieres que se satisfaga.

Gran parte de tu ansiedad proviene de tu incertidumbre Así que hazte las preguntas difíciles. Tal vez necesites más atención física y quieras cogerte más de la mano o pasar más tiempo abrazándote. Tal vez sientas que pasas demasiado tiempo tratando temas de la vida de la otra persona y que ésta no te escucha. ¿Qué comportamientos podrían corregir eso? ¿Quieres que haga un esfuerzo consciente por indagar más sobre tu vida? ¿Quieres reservar un tiempo a la semana para desahogarte o hablar de lo que te pasa?

Determinar la diferencia entre lo que necesitas y los comportamientos que pueden satisfacer tus necesidades es clave Todo el mundo tiene necesidades, pero no se manifiestan igual de una persona a otra. Sé claro contigo mismo sobre lo que necesitas y lo que tiene que cambiar para que sientas que lo estás consiguiendo. Luego escríbelo, ¡así tendrás notas cuando inicies la conversación! Parte de tu ansiedad disminuirá cuando tengas claro lo que quieres y cómo hacerlo realidad.

2. Respira hondo y H.A.L.T.

Antes de controlar tu ansiedad, tienes que controlar tu autocuidado. La ansiedad es una emoción delicada que puede ser aún más difícil de manejar si estás experimentando otras emociones exacerbadas. Recuerda el acrónimo H.A.L.T. Pregúntate: ¿tienes hambre, estás enfadado, te sientes solo o estás cansado?

Si tienes hambre, toma un tentempié; si estás enfadado, date un tiempo para calmarte. Te sentirás más seguro a la hora de mantener conversaciones difíciles si primero abordas tus emociones.

La respiración también puede hacer maravillas con la ansiedad. Al respirar profundamente, aumenta el oxígeno que llega al cerebro y estimula el sistema nervioso parasimpático. Esto hace que te sientas más tranquilo Breeeeaaaatheeee.

A menudo, cuando estamos ansiosos, estamos metidos en nuestras propias cabezas, así que también puedes probar algunas cosas para salir de tu cabeza. Mucha gente tiene suerte con el método 333.

  • Nombra tres cosas que veas
  • Identifica tres sonidos que oigas
  • Toca o mueve tres cosas (extremidades, objetos externos)

Esto puede ayudarte a relajarte y a conectarte con el momento presente.

3. Elige las circunstancias y condiciones adecuadas para pedir ayuda.

  • Haz saber a la persona que tienes algo importante de lo que quieres hablarle para que no se sienta bombardeada.
  • Sitúate en un espacio seguro donde no te interrumpan.
  • Discute cómo pueden ayudarte con tus otras necesidades antes de destacar lo que necesitas añadir.
  • Hable desde la vulnerabilidad, no desde el ego.
  • Utiliza frases con “yo”: “Me encantaría tener más contacto físico en nuestra relación”
  • Diles por qué “Porque siento que nunca nos cogemos de la mano”
  • Deja clara la necesidad. “Quiero que nos abracemos más mientras vemos películas y que nos cojamos de la mano en público”
  • Invítales a colaborar en una solución. “¿Te sentirías cómodo haciéndolo? ¿O qué te sentirías cómodo haciendo?”
  • Expresa tu gratitud por la oportunidad de mantener la conversación con ellos y pregúntales si tienen algo de lo que quieran hablar contigo.
  • Recuerda que no todas las conversaciones tienen que ser “decisivas” y que nadie puede leerte la mente; ¡no lo sabrán a menos que tú se lo digas!

Qué ocurre cuando te enfrentas a tus miedos y defiendes lo que quieres

Cuando te armas de valor para hablar de tus necesidades, demuestras a la otra persona y a ti mismo que mereces que se satisfagan tus necesidades. Además, les demuestras que confías en ellos.

Las relaciones sanas se basan en la confianza y la comunicación. Si estás en una relación que no satisface tus necesidades y no te sientes seguro expresándolas, probablemente ha llegado el momento de dejarla. Te mereces sentirte feliz y atendido, ¡nada menos!

Si tienes una buena pareja/amigo/padre/compañero de trabajo al otro lado para expresar tus necesidades, estará encantado de hacer un pequeño esfuerzo para que te sientas escuchado.