Las aplicaciones de citas, diseñadas en un principio para conectar a personas de todo el mundo, ahora, irónicamente, separan a los individuos. Esto fomenta la superficialidad, ya que los usuarios juzgan a los demás únicamente por sus cualidades superficiales. Esto les impide hacer verdaderos esfuerzos para progresar hacia etapas más profundas de conexión. La naturaleza paradójica de las aplicaciones de citas puede dificultar aún más las luchas sociales y emocionales de los adolescentes que buscan una conexión encubierta.
Adaptadas a la comunidad de los 18, las aplicaciones de citas plantean sus propios retos. Sin embargo, una preocupación cada vez mayor es el creciente número de menores que crean cuentas falsas para acceder a estas plataformas.
Al igual que otras redes sociales, las aplicaciones de citas funcionan sin exigir una prueba de nacimiento. Confían en que los usuarios introduzcan su año de nacimiento para la validación. Esto hace que sea relativamente fácil para alguien que no debería estar en la plataforma navegar a través de ella.
Desgraciadamente, esta falta de verificación suele dejar desprevenidos a padres, tutores y amigos. La responsabilidad de crear una cuenta falsa recae en la persona que la crea, aunque sea consciente de que va en contra de las directrices de la plataforma.
Las normas sobre la edad legal se establecen para proteger a los menores de 18 años de posibles consecuencias adversas. Los menores de 18 años carecen con frecuencia del juicio maduro necesario para tomar decisiones consecuentes, especialmente en las aplicaciones de citas. Tales decisiones pueden, a su vez, afectar significativamente a su bienestar mental, emocional y físico, lo que subraya la importancia de un compromiso adecuado a la edad.
Cuando nos sumergimos en la forma en que los adolescentes navegan por las aplicaciones de citas, nos asalta la curiosidad sobre las decisiones que toman. Esta curiosidad nos lleva a explorar tanto las motivaciones que impulsan sus acciones como la ciencia que las sustenta.
Al profundizar en ello, descubrimos que la parte del cerebro responsable de la toma de decisiones inteligentes, conocida como córtex prefrontal, sigue evolucionando hasta alrededor de los 25 años. Al mismo tiempo, la influencia de las hormonas durante la adolescencia puede intensificar las emociones, lo que puede influir en la forma en que los adolescentes toman decisiones en las aplicaciones de citas.
El aumento de la testosterona en los hombres y de los estrógenos en las mujeres, habitual durante la pubertad, provoca un aumento de los impulsos sexuales. Involucrarse románticamente o buscar validación también desencadena la liberación de oxitocina, dopamina, serotonina y adrenalina. Estas sustancias químicas pueden provocar o intensificar cambios de humor, emociones negativas, confusión, pensamientos obsesivos y una sensación de agobio(Newport Academy 2022).
Aunque los adolescentes y los adultos a menudo comparten razones similares para usar aplicaciones de citas, surge una sutil distinción. Los adolescentes tienden a tomar decisiones rápidas, especialmente cuando se trata de confiar en extraños en línea, sobre todo en asuntos personales. A pesar de poseer sentido común y cierta capacidad de comprensión, los adolescentes suelen tomar decisiones precipitadas, como se destaca en una publicación revisada por pares.
En la era contemporánea, los individuos se encuentran en relaciones más estables y duraderas con su tecnología y sus dispositivos que con las personas reales de sus vidas. Dadas estas circunstancias, recurren a sus teléfonos y otros dispositivos en busca del amor verdadero, de posibles parejas o simplemente de un sentimiento de pertenencia.
Sin embargo, el debate aquí no gira en torno a las interacciones cara a cara, seguidas del intercambio de números para futuros encuentros. La atención se centra en las aplicaciones de citas, que se han convertido en una fuerza omnipresente. Estas aplicaciones están afectando significativamente a nuestras vidas y obstaculizando nuestra capacidad para establecer conexiones auténticas.
Tratamos las aplicaciones de citas como juegos, en un estado constante de “deslizamientos a izquierda y derecha”. No nos damos cuenta de que un simple deslizamiento a la izquierda puede llevarnos a descartar a una persona potencialmente maravillosa basándonos únicamente en información superficial como su aspecto y tres datos curiosos.
Esta tendencia es bastante llamativa entre los adultos jóvenes de 18 a 25 años y los usuarios menores de edad, que suelen frecuentar el instituto, la universidad, la escuela de posgrado y diversos eventos sociales. El hecho de que recurran a las aplicaciones de citas sugiere un giro hacia las conexiones virtuales en detrimento de las oportunidades en la vida real.
Los datosdel Pew Research Center muestran que las citas en línea son más comunes entre los adultos más jóvenes. Alrededor del 53% de los menores de 30 años han probado sitios o aplicaciones de citas, frente al 37% de los que tienen entre 30 y 49 años, el 20% de los que tienen entre 50 y 64 años y el 13% de los mayores de 65 años.
Esto debería hacernos reflexionar sobre la dinámica cambiante de la interacción social en el mundo actual.
Para algunos de los usuarios jóvenes, las aplicaciones de citas pueden percibirse como un refugio. Esto es especialmente cierto si provienen de una cultura o religión que no promueve la cultura de las citas. Muchos miembros de la comunidad LGBTQ que dudan en expresarse abiertamente en el mundo real también recurren a las aplicaciones de citas en busca de consuelo y contactos.
A pesar de la noción idealizada de que las aplicaciones de citas están diseñadas para facilitar conexiones auténticas, existe un lado más oscuro. Esto supone una gran amenaza para los adolescentes, que pueden no ser conscientes de estas dinámicas subyacentes.
Por ejemplo, muchos adolescentes recurren a descargar aplicaciones de citas y crear identidades falsas por miedo a ser juzgados, acosados o por la timidez que podrían tener en el mundo real. Sin embargo, el anonimato que ofrecen estas plataformas suele traducirse en duros juicios por parte de los demás. Basándose únicamente en la apariencia física, el ciberacoso va desde usuarios que hacen swipe a la izquierda hasta el envío de mensajes ofensivos e inapropiados.
Adentrarse en estos territorios desconocidos de las aplicaciones de citas puede resultar especialmente desalentador para los adolescentes. Esta falta de conocimiento puede dar lugar a conversaciones incómodas y a una invasión general de la privacidad. Es posible que los adolescentes no comprendan del todo el concepto de consentimiento, aunque sea en línea.
Un estudio realizado por un profesor de la BYU revela que aproximadamente el 14% de los casos de agresión sexual se derivan de conexiones en aplicaciones de citas que conducen a encuentros por primera vez. Estas estadísticas son especialmente alarmantes porque los adolescentes, con su juicio e inocencia limitados, son más susceptibles de convertirse en víctimas. Esto subraya la necesidad crítica de una mayor concienciación y de medidas preventivas para mitigar el impacto potencial de tales comportamientos en la salud y el bienestar general de las personas.
La influencia predominante de la tecnología suscita preocupación por la pérdida de oportunidades de establecer un auténtico contacto humano, sobre todo entre los más jóvenes.
El atractivo de las conexiones virtuales a menudo eclipsa la importancia de un compromiso adecuado a la edad. Esto plantea cuestiones sobre las implicaciones éticas y la responsabilidad tanto de los usuarios como de los proveedores de plataformas a la hora de garantizar un entorno en línea seguro para todos.
Para los adolescentes que buscan conexiones auténticas, se recomienda explorar lugares locales como cafeterías, clases de arte o eventos comunitarios en los que las personas suelen compartir intereses comunes. Los adultos de confianza pueden ofrecer orientación, y los adolescentes pueden explorar aplicaciones de salud mental diseñadas para proporcionar un espacio seguro para conversaciones abiertas, ofreciendo apoyo para preocupaciones de la vida real y promoviendo el bienestar general.
Navegar por la adolescencia es duro, pero es esencial recordar que por cada persona que causa malestar, hay muchas otras y numerosos recursos dispuestos a ofrecer apoyo. En lugar de optar por soluciones rápidas o ignorar los problemas, es importante confiar en soluciones que contribuyan al bienestar a largo plazo y garanticen un viaje más resistente y satisfactorio a través de la adolescencia.