Algunos experimentamos sentimientos encontrados al visitar a nuestros parientes. Entre las muchas razones por las que tememos las reuniones, las familiares pueden echarnos en cara favoritismos dolorosos.
Después de un tiempo separados, es difícil recordar la jerarquía familiar y quiénes son los “favoritos”. Empezamos a comparar nuestra experiencia con la de los demás, viendo que a ciertos miembros se les trata con más privilegios que a nosotros. Este tipo de favoritismo mostrado a un familiar duele, y puede hacer que (comprensiblemente) te sientas inferior.
Desgraciadamente, a pesar de lo doloroso de los favoritismos en las familias, las preferencias son propias de la naturaleza humana. Así, la familia no es diferente.
Como las personas gravitan hacia lo que les hace sentir mejor, muestran un comportamiento preferente hacia ciertos miembros de la familia que puede hacer que los demás se sientan molestos y ninguneados.
Como es inevitable, ¡tienes que aprender a lidiar con ello! Aquí tienes algunas ideas para hacerlo:
El primer paso para afrontar el favoritismo es aceptar que tú también tienes favoritos dentro de tu familia. Mira en tu interior para darte cuenta de que cada persona de tu familia es diferente, y de cómo difieren tus sentimientos hacia ellas.
Aunque quieras a tus familiares por igual, seguro que conectas más con unos que con otros. Al reconocer tus propios prejuicios, te das espacio para empatizar con el comportamiento de los demás miembros de tu familia.
Además, recuerda que con cada persona puedes tener ciertas actividades que prefieres hacer con ella; o, a la inversa, puedes despreciar hacer ciertas actividades con ella. Puede que tu tío no sea muy simpático en las fiestas, pero vosotros dos podéis pasar horas juntos jugando a las cartas o haciendo senderismo.
Aunque seas capaz de tratar a los demás por igual a pesar de tus propias preferencias, ves que mucha gente sencillamente no puede.
Dado el tabú que supone el favoritismo, muchas personas no quieren admitir su comportamiento, por miedo a herir a los demás, aunque sea muy obvio para el resto del grupo. Otra posibilidad es que ni siquiera sean conscientes de que están creando una dinámica de favoritismo.
Tu mejor defensa contra el maltrato es ser firme en tus límites: muestra lo que estás -y lo que NO estás- dispuesto a tolerar.
Si, por ejemplo, tus padres te obligan a limpiar más que a tus hermanos, habla claro. Observa la injusticia y cómo te molesta. Luego, comunica lo que es justo que hagas y no sobrepases ese límite. Aunque puede haber roces cuando estableces límites, éste es un camino más fácil que intentar que tus familiares admitan su favoritismo.
Y lo que es más importante, sepa que algunas personas sencillamente no encajan en sus familias. Otro tabú en un mundo en el que “la familia es para siempre”, la gente suele seguir participando en actividades navideñas entre personas que no les respetan.
Por mucho que saltarse una fiesta pueda causar drama, si te da pavor pasar tiempo con tu familia (y puedes hacer planes alternativos), no te sientas culpable por reprogramarla.
Las últimas tendencias revelan que cada vez más jóvenes eligen pasar las fiestas con personas con las que conectan, en lugar de someterse a tensiones familiares. Tienes derecho a sentirte bien, y someterte al dolor no te beneficia realmente ni a ti ni a tu familia.
Si hay algunos miembros a los que te gustaría ver, quizá deberías plantearte hacer planes con ellos individualmente y saltarte la reunión con los familiares cuyo favoritismo te perjudica.
Si es consciente de que le tratan con favoritismo, tenga en cuenta cómo afecta esto a su dinámica familiar. Si la broma familiar ha sido que tú eres el favorito pero lo has ignorado, intenta tomarte un tiempo para verte a ti mismo desde la perspectiva de los demás miembros de tu familia.
No puedes controlar cómo te ven los demás, pero siempre puedes actuar para que los demás se sientan más a gusto. Por desgracia, la competencia familiar es habitual y, aunque puede que tú no te sientes mejor que nadie, el hecho de que los demás se sientan menos por comparación puede haber creado una desconexión.
Intente conectar con su familia en sus términos y averiguar más sobre sus gustos e intereses. Esto hace que su conexión tenga que ver más con lo parecidos que son como individuos que con los niveles de jerarquía social.
Tenga en cuenta que, a pesar de las buenas intenciones, el favoritismo en su familia puede ser tan tóxico que su mejor línea de defensa es prepararse con antelación.
Es probable que ya conozca los tipos de comentarios y comportamientos que le molestan, y es prudente preparar salidas para el caso de que sus emociones empiecen a alterarse (aparte de esa botella gigante de vino tinto).
Puede que no tengas el control de tu primera serie de pensamientos, pero puedes elegir cómo reaccionar a continuación. Utilizar herramientas como establecer tus límites, preparar guiones y conocer tus salidas puede colocarte en una posición ventajosa al tolerar el favoritismo en tu familia.
Como ya se ha mencionado, conocer sus límites puede protegerle contra los malos tratos, si tú también los defiendes. Planificar guiones para hacer cumplir sus límites puede ayudarle a escapar de conversaciones potencialmente acaloradas.
En algunas familias, el favoritismo se traduce en preguntas indiscretas o peticiones injustas. Responda con un simple “Agradezco su interés pero no quiero tener esta conversación ahora”
O niega una petición injusta con: “Puedo ayudar a cocinar, pero sólo limpiaré con la ayuda de otra persona” Utiliza frases con “yo” y evita culpar (“tú”) o juzgar (“por qué”) para facilitar la comunicación.
Haz un inventario de las salidas en tus eventos navideños. Aunque haya favoritismo hacia algún pariente de tu familia, probablemente tengas parientes “seguros” con los que desahogarte y otras salidas.
Ponte en contacto con un familiar que entienda el favoritismo tóxico de tu familia antes de la reunión navideña; podéis acordar vigilar el maltrato mutuo y ayudaros a escapar de situaciones angustiosas.
Ten cuidado con los asientos y las conversaciones que te pongan en una situación de la que no puedas salir fácilmente. Programa alarmas en tu teléfono para recordarte que debes hacer una pausa y salir para reagruparte con tus sentimientos. Por último, considera la posibilidad de ponerte en contacto con un amigo con antelación para ver si puede estar de guardia o buscar apoyo en Internet para desahogarte.
Todos queremos que nos quieran y nos valoren, y es completamente normal que nos sintamos dolidos por sentirnos infravalorados. Cuando se muestra favoritismo hacia un familiar, tu autoestima puede caer en picado.
De nuevo, el favoritismo suele ser inconsciente y pocos están dispuestos a admitir estos sentimientos. Pero tú sabes lo que es justo para ti y lo que te hace sentir bien; por lo tanto, te conviene elegir tus actividades navideñas en consecuencia.
Recuerda que el favoritismo es un reflejo de la persona que elige a los favoritos, no un reflejo de tu valía. Y, por último, recuerda que la mayoría de nosotros no elegimos a nuestras familias, así que siempre hay muchas posibilidades de que no encajemos con nuestros parientes.
Tú eres más que la aceptación de las personas que no te aceptan, aunque se suponga que sí. Da prioridad a tu felicidad estas fiestas, rodéate de gente que te entienda y conviértete en tu favorito.