Al igual que ocurre con las relaciones románticas, cuando se tiene una amistad de apoyo y confianza, es difícil imaginar que alguna vez pueda llegar a su fin. Pero la realidad es que a veces es necesario romper con un amigo.
Puede que te hayas dado cuenta de que eres incompatible con tu amigo, o que hayas detectado comportamientos tóxicos de los que quieres alejarte. Otra posibilidad es que simplemente os hayáis distanciado, o que él haya roto contigo. Sea cual sea el motivo, las rupturas de amistad son a veces inevitables y siempre dolorosas.
Perder a un amigo puede ser tan difícil y doloroso como cualquier otro tipo de ruptura. Lo normal es esperar que un amigo íntimo siempre te cubra las espaldas y esté ahí para ti. Por eso puede resultar confuso y molesto no poder contar con “tu persona” Probablemente habrías recurrido a tu amigo en busca de apoyo en este tipo de situación, pero ahora ese canal de comunicación está cerrado.
Si has pasado recientemente por la ruptura de un amigo, esperamos que estos pasos te ayuden a hacer el duelo y a sanar. (También te recomendamos el episodio 6 de la tercera temporada de Love, de Netflix, para una visión reconfortante del tema)
El primer paso comienza con la propia ruptura. Intenta comunicarte abiertamente con tu amigo durante la ruptura para que ambos tengáis la oportunidad de cerrarla. Esto ayudará a suavizar el golpe de la ruptura, reducirá los sentimientos heridos y te dejará más preparado para afrontar el futuro sin tu amigo. Además, acercarte a tu amiga con compasión, en lugar de con ira, contribuirá en gran medida a la curación, según la investigadora de la vergüenza Brené Brown.
Puede ser difícil ser honesto sobre la tristeza de perder a un amigo, especialmente porque tendemos a centrarnos más en la angustia de las rupturas románticas. Sin embargo, las rupturas de amistad pueden ser igual de desgarradoras y desorientadoras, o incluso más, ya que confías a tus amigos gran parte de tu mundo emocional.
Meditar y escribir un diario son formas excelentes de procesar las emociones y calmarse, sobre todo en los momentos en los que la pérdida te abruma.
Cuando una persona tóxica o abusiva se va de tu vida, puedes sentir que no se te permite llorar la pérdida. Tus amigos y familiares más bienintencionados pueden decirte que estás “mejor” sin ellos y te instan a seguir adelante. Pero incluso las “malas” amistades merecen un tiempo de duelo.
Shelby Forsythia, coach en duelo, explica: “Al llorar a personas que no son buenas para nosotros, lloramos la relación y la conexión que teníamos con ellas, pero también lloramos las esperanzas, los sueños y las expectativas que teníamos de la relación” Los amigos comparten mucho. Es natural que te sientas triste por la pérdida, aunque reconozcas que la relación era tóxica.
Estos dos sentimientos pueden coexistir. Es fundamental que te permitas llorar ahora en lugar de tratar de meter los sentimientos en una caja y poner cara de valiente Si los escondes, sólo aflorarán más tarde.
Sin tu amigo, puede que sientas que no tienes a nadie a quien acudir para hablar de tus sentimientos tras la ruptura. Reconoce el sistema de apoyo que tienes en otros amigos, parejas, familiares y figuras afectuosas de tu comunidad. No tengas miedo de hablar de tu dolor con los demás.
Citando un estudio de 1988, Psychology Today señala que “el simple hecho de hablar de nuestros problemas y compartir nuestras emociones negativas con alguien en quien confiamos puede ser profundamente curativo: reduce el estrés, refuerza nuestro sistema inmunitario y reduce el malestar físico y emocional” Es una parte vital del proceso de curación.
Si te cuesta abrirte a las personas cercanas -especialmente en el caso de que piensen que estás mejor sin ese amigo, como mencionamos en el paso 3- busca a alguien con quien puedas compartir sin juzgar. Un terapeuta o un grupo de apoyo pueden ayudarte en este caso.
Las rupturas rara vez son culpa de una sola persona. Reconocer tu papel en la ruptura de tu amistad es un paso importante en la aceptación, y te ayudará en tus futuras amistades.
Tal vez evitaste la confrontación con un amigo hasta que fue demasiado tarde y las tensiones se desbordaron. Tal vez elegiste pasar por alto comportamientos que te molestaban profundamente, porque pensabas que no serías un buen amigo si no aceptabas a tu amigo por lo que es.
Si eres capaz de reconocer tus patrones de comportamiento, puedes trabajar para cambiarlos y construir amistades más fuertes y sanas en el futuro.
Al final de una relación, es posible que te sientas culpable y avergonzado. Es posible que quieras castigarte por “no haber sido suficientemente buen amigo” y por no haber conseguido mantener viva la amistad. O puede que incluso te sientas culpable por el alivio que supone para ti que una amistad tóxica haya terminado.
Puedes reconocer tu papel en la ruptura de la amistad sin dejar que te paralice para seguir adelante. En lugar de obsesionarte con lo que salió mal, piensa en formas prácticas de abordar los problemas de comunicación y los conflictos en el futuro.
Tampoco tienes por qué torturarte permaneciendo involucrado en la vida de un ex amigo, por ejemplo, siguiéndole en las redes sociales o asistiendo a sus eventos. Puedes desconectar y hacer lo que necesites para curarte.
Ponte límites y cúmplelos. No le debes a tu ex amigo ponerte en situaciones incómodas. Utiliza tu valioso tiempo y energía para trabajar por tus objetivos y cuidarte, ya sea comiendo bien, yendo al gimnasio, dedicándote a un nuevo hobby o pasando tiempo con amigos que te reconforten.
Recuerda que puedes seguir adelante y ser feliz. No eres una mala persona porque vuestra amistad no funcionara.
Puede que ahora te cueste verlo, pero recuerda que hay personas en tu vida que quieren apoyarte y que eres digno de tener amistades sanas y felices.