Si puedes decir “Sí, tengo ansiedad”, probablemente sepas que no estás solo. Pero, cuando es difícil hablar de tu experiencia, el aislamiento que sientes es real.

En este artículo: Explora por qué puede resultar difícil hablar de la ansiedad. A continuación, obtén ideas sobre cómo abrirte e iniciar la conversación, una vez que estés preparado.

Razones comprensibles por las que es difícil hablar de la ansiedad

El estigma de la salud mental puede hacer que resulte difícil hablar de la ansiedad, y esto puede manifestarse de muchas formas diferentes. Éstas son algunas razones comprensibles por las que puede resultarte difícil iniciar este tipo de conversaciones:

  • Te preocupa que tu ansiedad no sea “lo suficientemente grave” como para contarla. Muchas personas restan importancia a sus experiencias, ya sea porque les enseñaron a hacerlo (por ejemplo, familiares o acosadores) o por otros motivos. Recuerda que tus experiencias importan y son válidas.
  • Tener ansiedad puede hacer que te sientas menos comunicativo. La ansiedad puede hacer que te resulte más difícil hablar de lo que te ocurre.
  • Puede que te preocupe que los demás te consideren menos competente si revelas tu ansiedad. Sin embargo, muchas personas que viven con ansiedad tienen mucho éxito, y tu voz es importante a pesar de la ansiedad.
  • La sociedad nos enseña que la confianza es atractiva. Lo es, pero no porque la ansiedad sea poco atractiva. Es más, alguien puede ser una persona segura de sí misma y afrontar la ansiedad. ¿Y si hablar de la ansiedad fuera en realidad una muestra de confianza?
  • Es posible que hayas oído hablar mal de otras personas con ansiedad. Es habitual oír a otras personas hablar de los síntomas de la ansiedad de forma negativa, pero eso suele deberse a la desinformación o a la falta de comprensión.
  • Aunque la ansiedad suele deberse a circunstancias de la vida y a otros factores que están fuera de nuestro control (por ejemplo, los antecedentes familiares), algunas personas no entienden lo que es luchar contra la ansiedad. Aunque es una suerte que estas personas no vivan con ansiedad, la falta de comprensión -y la percepción de la ansiedad como una debilidad- es perjudicial.

Ahora bien, la pregunta es: ¿cómo superar estos obstáculos para hablar de la ansiedad?

¿Qué puede decirse a sí mismo para que abrirse le dé menos miedo?

El replanteamiento cognitivo es una herramienta común que los terapeutas y otros profesionales de la salud mental utilizan con sus clientes. Las afirmaciones positivas también pueden ser útiles. Basándonos en estos enfoques, aquí tienes algunas cosas que puedes decirte a ti mismo cuando tengas miedo de abrirte:

  • Sólo en Estados Unidos, más de 40 millones de personas sufren ansiedad. Si hablo de mi experiencia, es probable que las personas que me rodean me comprendan.
  • Si hablo de mi ansiedad, puedo ayudar a los demás a ver que no pasa nada por abrirse. Juntos, podemos sentirnos menos solos.
  • Si hablo de mi ansiedad, puedo crear oportunidades de cercanía y conexión. Puede que me sorprenda quién está dispuesto a hablar o quién se enfrenta a lo mismo.
  • Cuando digo “sí, tengo ansiedad y esto es lo que significa para mí”, estoy trabajando activamente para acabar con el estigma de la ansiedad e incluso puedo educar a los demás.
  • Tengo un plan sobre qué decir y hacer si me juzgan.
  • No creo que la gente deba juzgar los problemas de salud mental de ningún tipo. Cuando hablo abiertamente de la ansiedad, me alineo con mis valores y me empodero.
  • Todo el mundo necesita cuidar de su bienestar emocional, y me niego a hacerme daño guardándome esto en mi interior.
  • Sería compasiva si otra persona revelara su lucha contra la ansiedad; yo también merezco compasión.

Cómo hablar de la ansiedad

Hay varias cosas que pueden influir en la forma de hablar de la ansiedad.

En primer lugar, ¿con quién quieres hablar de ello? ¿Un amigo, un familiar, un profesor o tu pareja? En segundo lugar, ¿qué quieres compartir?

Teniendo en cuenta tu situación personal, aquí tienes algunos consejos e ideas para que te resulte más fácil hablar de la ansiedad.

1. Habla de tu ansiedad en términos de cómo afecta a tu comportamiento.

Dado que la ansiedad es un concepto tan amplio, que abarca desde los síntomas breves de ansiedad hasta los trastornos diagnosticables, puede tener un aspecto muy diferente para cada persona. Cuando te centras en los efectos de tu ansiedad en una conversación, das a los demás un punto de apoyo para entender exactamente por lo que estás pasando. También les haces saber cómo puede afectar la ansiedad a tus interacciones y les das una idea de cómo pueden ayudarte como persona única.

2. Deja de esperar el momento adecuado.

Muchas de nuestras dudas a la hora de hablar de la ansiedad pueden deberse a que esperamos el momento adecuado. En realidad, puede que no haya un “mejor” momento. En lugar de esperar al momento adecuado, está bien preguntar si la otra persona puede dedicarnos tiempo. Entiende que puede que no tenga capacidad emocional ahora mismo, pero quizá la tenga en otro momento.

¿Cómo comprobarlo? Puedes intentar decir o preguntar:

  • “Últimamente me siento muy mal. Como confío mucho en ti, me preguntaba si podríamos hablar de ello alguna vez”
  • “He estado explorando algunas habilidades de afrontamiento para la ansiedad. Me doy cuenta de que no he sido demasiado abierto sobre esto en el pasado con mis amigos y quiero cambiar eso. ¿Te parece bien que te lo cuente?
  • “Hola, me preocupan algunas cosas sobre (tema). ¿Estás libre para escuchar/tener una llamada telefónica en algún momento de hoy?”
  • “Me estoy marcando el objetivo de ser más abierto sobre la salud mental y la ansiedad. ¿Te apetece charlar sobre ello algún día?”

3. Acostúmbrate a reconocer la ansiedad en el momento.

Siguiendo con el último punto, quizá no haya un momento perfecto para tener una conversación de este tipo. Dicho esto, es probable que haya muchas ocasiones “suficientemente buenas” para abordar el tema. Una de las mejores formas de iniciar una conversación que resulte natural podría ser hablar de ello en el momento.

Si no estás seguro de cuándo iniciar una conversación sobre tu ansiedad, puedes crear oportunidades para hablar mencionándolo casualmente cuando surja. Lo ideal es que lo menciones en plan “lo tomas o lo dejas”, para que la otra persona sepa que estás pensando en ello, pero no tiene por qué ser una conversación completa si no es el momento adecuado.

Ejemplos:

  • “¡Claro, me encantaría quedar! Puede que tenga que luchar un poco con mi ansiedad, pero allí estaré”
  • “Caray, esa película me recordó algunas de mis propias inseguridades. Aparte de eso, me gustó más la parte X”
  • “¡Gracias por el cumplido! Eso ayuda a anular parte de mi ansiedad por X. ¡Muy amable por tu parte!”
  • “¡Ha sido un día duro! Esta mañana he tenido algunos síntomas de ansiedad, así que me estoy cuidando”
  • “Para controlar mi ansiedad, ¿me puedes dar una estimación aproximada de cuánta gente habrá en la fiesta? Avísame si puedo llevar algo”

4. Haz que hablar de tu ansiedad sea un momento de enseñanza.

A veces, mencionarás tu ansiedad, sólo para enfrentarte a la ignorancia o el malentendido de otra persona. Recuerda que no se trata de un defecto ni de una experiencia aislada. Cualquier juicio que haga otra persona no tiene que ver contigo. No dejes que su incomprensión te haga sentir menos. En lugar de eso, conviértelo en un momento de enseñanza.

  • “Sí, tengo ansiedad. Como muchas otras personas, gran parte de ella proviene de acontecimientos de mi infancia, que estoy superando. ¿No es interesante ver cómo reaccionamos a las cosas de distintas maneras?
  • “Tengo ansiedad. Seguro que conoces a mucha gente que también la tiene, aunque parezca diferente”
  • “Sí, tengo ansiedad. ¿Sabías que X dato o estadística convincente sobre la ansiedad?” (por ejemplo, los trastornos de ansiedad son algunas de las afecciones de salud mental más comunes en todo el mundo, cualquiera puede tener ansiedad, muchos famosos tienen ansiedad, etc.).
  • “Sí, tengo ansiedad, pero no debería causarme ningún problema. De hecho, muchos grandes triunfadores y adictos al trabajo se dejan llevar por su ansiedad. Es diferente para cada persona”
  • “Tengo un trastorno de ansiedad. ¿Has visto lo diferente que puede presentarse la ansiedad en las distintas personas? Yo personalmente experimento (inserte aquí los síntomas)”

5. Encuentra personas que entiendan tu experiencia

Puede que te encuentres en una situación en la que quieras enseñar a otras personas de tu vida lo que es la ansiedad, pero todavía no han llegado a comprenderlo. O bien, son aliados fantásticos, pero no experimentan esto personalmente, por lo que no pueden relacionarse. Esta puede ser una oportunidad para ampliar tu sistema de apoyo.

Por ejemplo, puedes buscar un grupo de apoyo para la ansiedad. Los grupos de apoyo suelen ser gratuitos y pueden reunirse en línea o en persona. También puedes encontrar foros, reuniones y redes de apoyo como Supportiv, donde puedes hablar en cualquier momento y lugar sin ser juzgado.