La salud mental es algo con lo que muchos de nosotros luchamos, por lo que a veces puede parecer que no es para tanto ignorarlo. Pero, ¿qué puede hacer cuando alguien cercano a ti parece estar luchando más de lo que se merece? ¿Cómo puede recomendar terapia a alguien que podría beneficiarse de la ayuda profesional?
Puede ser un tema delicado y una tarea desalentadora.
¿Cómo te acercas a ellos y haces que se sientan queridos en lugar de atacados? ¿Cómo mostrar tu preocupación sin que se sientan compadecidos o menospreciados? Los consejos que se ofrecen a continuación facilitan la tarea de conseguir la ayuda que alguien necesita y, al mismo tiempo, ser un amigo amable y respetuoso.
Intenta escuchar y luego preguntar, en lugar de intentar dar consejos de buenas a primeras. Resiste el impulso (que todos tenemos) de dar opiniones no solicitadas. Demuéstrale que estás a su lado pase lo que pase, que te preocupas por ella y que quieres ayudarla. Ten en cuenta su punto de vista, sin pasar por encima de sus pensamientos y sentimientos para acelerar tu agenda final.
Escucha de verdad lo que tienen que decir y haz que se sientan escuchados. En última instancia, la conversación gira en torno a ellos y a su lucha, no a tus necesidades.
Un buen punto de partida es preguntarles qué les gustaría que fuera diferente en su vida actual. Luego pregúntale qué tendría que pasar para que eso se hiciera realidad.
Cuando llegues a un detalle en el que no sepan cómo podrían conseguirlo, pregúntales si estarían dispuestos a escuchar algunas posibles soluciones que se te hayan ocurrido. Esta es una gran oportunidad para presentar tu idea y recomendar terapia: “Quizá un terapeuta tendría buenas ideas sobre qué hacer aquí”
Ser contundente es contraproducente, así que recuerda que mostrar empatía, aceptación y no agresión a esta persona es vital para mantener una conversación productiva.
No le sugieras terapia al azar cuando se sienta triste un día. Si crees que está pasando algo más grave, investiga y reflexiona antes. ¿Cuáles son los signos que has observado? ¿Coinciden con lo que está experimentando la persona que te importa? NO diagnostiques, pero asegúrate también de que hay algo antes de lanzarte a recomendar terapia.
Tómate esta conversación en serio. No sugieras a tu amigo que acuda a un terapeuta de forma jocosa y frívola. En primer lugar, la persona no se lo tomará en serio ni hará caso de la sugerencia. En segundo lugar, podría herir su sensibilidad. Si vas a recomendar terapia a alguien que te importa, hazlo de forma respetuosa. Es un asunto serio y debe tratarse como tal.
Nota al margen, recuerda también ser honesto. No mienta a la persona que le importa; a menudo eso sólo hace que se sienta manipulada y engañada. Dile sinceramente lo preocupado que estás y que esta sugerencia viene de un lugar de compasión y amor.
Esto se explica por sí mismo. No sugieras la terapia al azar mientras estáis jugando a un videojuego o mientras estáis en una fiesta con todos vuestros amigos. Se trata de un tema delicado, así que hazlo en privado y con respeto durante un momento en el que no estén atravesando una crisis o un colapso emocional. Y lo más importante, especialmente si estás saliendo con alguien con depresión: NO recomiendes terapia durante una discusión, porque esto sólo herirá a la persona y potencialmente la desanimará a buscar ayuda.
Al principio puede parecer una buena idea reunir a un grupo de personas para recomendar terapia a esta persona. Piensas que será “estilo intervención” Puede que te ponga nervioso hablar a solas, o que quieras demostrarle que cuenta con muchas personas que se preocupan por él.
Sin embargo, esto sólo hará que la persona se sienta acorralada. Además, a nadie le gusta saber que han hablado de él a sus espaldas. Haz que esta conversación sea sólo entre tú y ellos; así se sentirá más como una conversación que como una emboscada.
La persona que te importa puede ponerse a la defensiva por diversos motivos. Puede sentirse atacada. Puede pensar que no necesita ayuda. Puede sentirse herida por lo que dices. Puede tener miedo. Sea cual sea el motivo, es muy posible que se pongan a la defensiva.
Sé capaz de respaldar lo que dices y responde a sus preguntas y argumentos. Mientras lo haces, recuerda abordar sus preocupaciones y tranquilizarles diciéndoles que recibir terapia es normal y positivo. No se trata de una discusión que hay que ganar, sino de una vida que hay que mejorar. No les haga sentirse más perdidos mientras intenta ayudarles.
Recuerda sacar a relucir hechos y aspectos positivos, ser empático en lugar de comprensivo y recordar que tus palabras y el lenguaje que utilizas importan.
Como hemos dicho antes, respalda lo que dices. Los hechos lo son todo.
No intentes esta conversación con generalizaciones y opiniones con las que la persona podría no estar de acuerdo. No utilices tu perspectiva como argumento. Los hechos son verdades. Hablan al cerebro lógico de las personas, lo que conduce a un cambio concreto.
Intenta centrarte en hechos positivos sobre la terapia. ¿Por qué es buena la terapia? ¿Cuáles son los resultados positivos? No avergüence a esta persona por lo que está pasando. Normalice la terapia para ellos y haga que se sientan cómodos y bien informados para seguir adelante.
Esto es sencillo, pero sea empático en lugar de compasivo. La compasión a menudo hace que la gente se sienta peor. La lástima es condescendiente, paternalista y despreciativa. Lo que quieres es mostrarles afecto, no juzgarles. Para lograr la empatía, intenta imaginar que tienes un dolor que no sabes cómo aliviar por ti mismo. Imagina que te sientes perdido y abrumado por tu propia mente. Esto puede ayudarte a sentir empatía y a entender de dónde vienen las luchas de la otra persona.
Cuida tus palabras. No hagas que la persona se sienta culpable de la lucha mental y emocional que está atravesando. Decir “Creo que la terapia puede ser algo bueno para ti” puede ser mejor que “Tienes que ir a terapia”. Palabras como “debes”, “deberías”, “necesitas” le quitan protagonismo a la persona y se sentirá atrapada en lugar de ayudada. Pinta la asistencia a terapia y el cuidado de la salud mental desde una perspectiva positiva.
Investiga un poco más de antemano y proporciónale recursos. Puedes decirles que les ayudarás a buscar a alguien o que ya has encontrado algunas opciones potenciales. Asegúrate de que sepan que no tienen por qué pasar solos por esta búsqueda.
Además, ofrécete a ir con ellos a su(s) sesión(es) si quieren un acompañante. A veces, tener una persona con la que ir puede hacer que las personas encuentren fuerzas en sí mismas que de otro modo no encontrarían. Recuérdales que no intentas abandonarles ni sustituirte en su vida por un terapeuta. La ayuda profesional es sólo un tipo diferente de apoyo que podrían utilizar en sus vidas
En última instancia, es su decisión. No puedes obligar a nadie a buscar ayuda, y no deberías hacerlo. Si no quieren, es que no quieren. Aceptarlo puede ser muy frustrante. Sin embargo, si sigues intentando forzarles, podrían distanciarse de ti en un momento en el que realmente necesitan un sistema de apoyo social en su vida. Si te has esforzado al máximo, has iniciado esa conversación y has demostrado que estarás ahí para ellos, habrás ido más allá por la persona que te importa.
Para terminar, ¡eres increíble por querer ayudar a alguien que conoces! Ten en cuenta que puedes tomar medidas para mantener tu propio bienestar mientras ayudas a otra persona.
Y antes de ofrecer ayuda, actualízate sobre las mejores prácticas para echar una mano.