Según muchos, “envejecer con éxito” significa envejecer de forma independiente, sin ayuda de nadie. Sin embargo, la mayoría de las personas mayores de 70 años necesitan algún tipo de ayuda. De hecho, es raro que las personas mantengan todos los aspectos de su vida sin ningún cuidado adicional por parte de profesionales o seres queridos a medida que envejecen. Pero, ¿qué significa esto para ti, el cuidador de sus padres ancianos?

De repente, eres el más responsable, el más sensato o, como mínimo, el más capacitado físicamente. Pueden surgir tensiones y conflictos al cambiar la dinámica de la relación con tus padres mayores, y tu paciencia se pondrá a prueba. Para mantener tu bienestar, necesitarás soluciones adaptadas a esta situación.

¿Cómo sé si mis padres necesitan ayuda?

Puede que notes que tus padres ya no son los de antes, pero te preguntes si merece la pena tomárselo en serio. A medida que el cuerpo se ralentiza, hay varias señales de alarma que indican la necesidad de asistencia adicional.

Ciertas afecciones y síntomas requieren cuidados adicionales

Si sus padres padecen alguno de los siguientes síntomas, debería visitarlos con frecuencia o pedir a un cuidador que lo haga:

  • Demencia, enfermedad de Alzheimer o una afección relacionada con la pérdida de memoria
  • Enfermedad crónica avanzada, como enfermedad pulmonar o insuficiencia cardiaca
  • Incapacidad por una caída, un derrame cerebral o una emergencia relacionada
  • Dificultad para recuperarse de una hospitalización
  • Pérdida de fuerza, deterioro cognitivo o fragilidad general
  • Esquizofrenia, trastorno bipolar o ansiedad o depresión de moderada a grave

Actividades de la vida diaria (AVD)

Una forma sencilla de determinar si un anciano necesita ayuda adicional es comprobar si puede realizar por sí solo las actividades de la vida diaria (AVD). Estas actividades incluyen desplazarse, alimentarse, bañarse o ducharse, vestirse, ir al baño y mantener la higiene personal. Incluso sin que exista ningún diagnóstico médico, un padre anciano puede tener dificultades para realizar estas tareas, y esa dificultad, por sí sola, indica la necesidad de una ayuda más seria.

El término “actividad instrumental de la vida diaria” (AIVD) se utiliza de forma un poco diferente. Las AIVD no siempre son necesarias para la vida diaria, pero la capacidad de realizarlas puede indicar si un progenitor anciano debe seguir viviendo de forma independiente. Las AIVD incluyen la compra de alimentos y otras necesidades, la limpieza y el mantenimiento del hogar, la preparación de comidas, el pago de facturas, la toma de medicamentos prescritos, la realización de recados y el uso del teléfono. Si sus padres ancianos tienen dificultades para realizar alguna de estas actividades, debe buscar apoyo adicional para ellos.

La Dra. Mary Janevic, investigadora científica asociada de la Facultad de Salud Pública de la UM, señala que, más que necesitar que alguien se ocupe de ellos, muchos mayores simplemente necesitan apoyo para cuidar de su salud de una forma que les proporcione la máxima independencia. El Dr. Janevic aconseja a los mayores con enfermedades crónicas y a sus familiares que estén atentos a las clases que les enseñan lo que deben hacer para mantenerse sanos. Estas clases suelen ofrecerse en centros comunitarios y centros de mayores.

Otros signos a tener en cuenta

Hay algunos signos de que sus padres ancianos necesitan ayuda que no pueden determinarse con una llamada telefónica y sólo pueden verse mediante visitas en persona. Las vacaciones son el mejor momento para evaluar el estado de sus padres ancianos, pero si vive lejos de ellos, puede pedir a un vecino que les eche un vistazo entre visita y visita. Los siguientes son signos reveladores de que necesitan ayuda:

  • Moratones, que pueden indicar desorientación o caídas
  • Confusión, depresión u otros cambios de personalidad
  • Desorden o desorden, como platos sucios en el fregadero, correo basura esparcido, comida en mal estado en el frigorífico, ropa sucia o un jardín desatendido
  • Ollas y sartenes chamuscadas, o marcas de quemaduras en la cocina o en la encimera

Razones por las que los padres se resisten a recibir ayuda

Cuando llamas a tu madre y te dice que todo va bien, no está intentando engañarte; probablemente no quiere que te preocupes. Según un estudio realizado por la Sociedad Americana de Geriatría, las tres razones principales por las que los padres mayores se niegan a recibir ayuda son que 1) temen perder independencia, 2) no quieren ser una carga y 3) no quieren que se aprovechen de ellos ni perder el control de sus vidas. Existe cierto orgullo asociado al “envejecimiento en casa”, ya que es algo que muchas personas creen que “deberían” hacer.

Sin embargo, este deseo de mantener la autonomía a veces puede dar lugar a que los padres mayores oculten intencionadamente información sobre su estado a sus hijos adultos. Los padres mayores pueden incluso hacer cosas que no son seguras, como quitar la nieve de la entrada de casa a pesar de tener mal la espalda, como forma de demostrarse a sí mismos que siguen siendo capaces. Por desgracia, a veces hace falta un accidente y una visita al hospital para darse cuenta de que algo va mal.

¿Recuerdas cuando eras adolescente y pensabas que tus padres eran autoritarios? Los padres mayores suelen apreciar la preocupación de sus hijos adultos, pero les molestan los constantes controles. Pueden sentirse incompetentes. Quieren sentirse atendidos, pero no cuidados.

¿Cómo puedo apoyar emocionalmente a mis padres mayores?

Cuando los padres mayores se resisten a su ayuda, la lucha por el control puede poner en riesgo su confianza. Lo que más se necesita en esta situación es confianza y comprensión. Por encima de todo, los padres mayores necesitan confiar en que escucharás sus preocupaciones, darás prioridad a sus valores y permanecerás a su lado pase lo que pase.

1. Comuníquese

El Dr. Jeff Kullgren, investigador científico del Centro de Investigación de Gestión Clínica del VA Ann Arbor Healthcare System, señala que es habitual que los hijos adultos y sus padres mayores tengan ideas diferentes sobre cómo afrontar los retos del envejecimiento. Por eso, debe consultar periódicamente con sus padres cómo puede ayudarles, sabiendo que sus ideas pueden cambiar con el tiempo. El objetivo es ayudarles a averiguar cómo pueden “seguir siendo lo más independientes posible, sin dejar de garantizar que sus necesidades sanitarias están cubiertas”

2. Compromiso

Le ayudará actuar como su socio, en lugar de como su cuidador. Dales opciones siempre que sea posible y respeta cómo y dónde quieren envejecer. Si, por ejemplo, tiene dificultades para realizar las AVD y rechaza tu ayuda, ofrécele contratar a un asistente a domicilio. Demuéstreles que son tú y ellos contra el reto, no tú contra ellos.

3. Evite hacer promesas

En una entrevista con Supportiv, Alexandra Drane, cofundadora y directora ejecutiva de ARCHANGELS, un movimiento y plataforma que celebra y eleva a los cuidadores, comparte: “Una buena amiga que lleva muchos años trabajando con recursos estatales para el envejecimiento me enseñó un consejo clave. Suele recomendar que, cuando cuides a un ser querido, te regales no prometer nada. En concreto, no prometas que nunca llevarás a alguien a una residencia. No prometas que la persona a la que quieres nunca tendrá que ir a una residencia asistida”

¿Por qué no deberían hacer promesas los cuidadores? ¿Por qué no prometer, por ejemplo, que no ingresarán a sus padres en una residencia asistida? Drane lo explica: “Puede ser que uno quiera, de verdad, que eso sea cierto. Pero, dada la realidad de los cuidados, puede que no sea seguro que la persona a la que quieres esté en casa. Si le has prometido: ‘Nunca te ingresaré en una residencia’, y luego tienes que hacerlo, la persona a la que se lo prometiste se sentirá violada”

Entonces, ¿cómo pueden responder los cuidadores cuando se les pide que hagan esa promesa? Hablando desde la experiencia personal, Drane comparte una idea diplomática: “Lo que digo en mi situación todo el tiempo es: ‘Mi objetivo es mantenerte en casa. Y mientras pueda mantenerte en casa a salvo, y estés cómodo, lo haremos'”

¿Cómo puedo conseguir que mis hermanos me ayuden?

Hay tres excusas principales que ponen los hermanos cuando no quieren ayudarle a cuidar de sus padres ancianos. Pueden decir que 1) no tienen tiempo, 2) no tienen dinero o 3) “no soportan verlos así”, sobre todo si el progenitor anciano está enfermo o padece un trastorno progresivo como la demencia.

Aunque sientas cómo se agitan viejas rivalidades entre hermanos, es importante recordar que ninguna familia es perfecta. De hecho, el 40% de los cuidadores familiares de ancianos tienen enfrentamientos familiares intensos, y el 65% piensa que las necesidades de atención sanitaria parecen repartirse de forma desigual entre los hermanos.

Aunque no puede obligar a su hermano a tomar la iniciativa o a pasar tiempo de calidad con sus padres, sí puede sugerirle formas pequeñas y concretas de ayudar.

Si tu hermano vive lejos y no tiene tiempo de ir y venir en coche para llevar la compra, quizá pueda contribuir económicamente, ya sea aportando algo para contratar a un conductor o a un asistente a domicilio, o para compensar a la persona que hace la compra por ellos.

Si no pueden permitírselo, tal vez puedan ayudar con tareas de contabilidad, como buscar posibles opciones de residencia para mayores o conseguir ayuda financiera. Tal vez puedan contribuir a pequeñas compras o incluso comprometerse a realizar llamadas telefónicas quincenales.

Aunque sería bueno que tus hermanos se ofrecieran a contribuir, puede que tengas que ser directo con tus peticiones de ayuda. Algo como: “Mamá necesita un bastón nuevo de CVS. ¿Puedes llevarle uno mañana por la mañana?” puede llegar más lejos de lo que esperabas. Sugiere alternativas que se ajusten al presupuesto y los horarios de tu hermano.

¿Cómo puedo evitar quemarme?

Con el estrés añadido de cuidar de un padre anciano además de gestionar la propia vida y la familia, muchos hijos adultos se enfrentan al agotamiento cuando se adaptan a su nuevo papel. Los cuidadores son propensos al insomnio, la culpa, la depresión, la ansiedad y la presión profesional. Si no se tiene cuidado, el cuidado puede convertirse en una fuente de estrés crónico.

Para evitar el agotamiento, debe encontrar formas de desestresarse con regularidad. Quizá pueda unirse a un grupo comunitario local, pasar tiempo con amigos o ir al gimnasio después del trabajo. También puede encontrar alivio pidiendo ayuda a otras personas, estableciendo límites y dedicando un tiempo al día a atender su propia salud y otras necesidades, como preparar una comida sana.

La presidenta y directora general de la National Alliance for Caregiving, C. Grace Whiting J.D., afirma que dedicarse tiempo a uno mismo puede evitar que se sienta solo como cuidador. “Muchos cuidadores sienten que les han quitado su identidad porque dedican todo su tiempo a cuidar a alguien”

Cómo dejar de sentirse aislado? Busca “otras interacciones sociales que puedas tener y que refuercen otras partes de tu identidad, que te permitan volver con la persona a la que cuidas más renovado” Puedes optar por pasar una noche fuera con tu pareja, visitar el parque con tus hijos o incluso simplemente ponerte al día con tu círculo de punto.

Cuidar es a menudo un trabajo ingrato, y puede que pienses que nadie más entiende la carga que sientes. Anímese sabiendo que hay muchos hijos adultos con padres mayores como ti. Y recuerde que si dedica tiempo a ayudar a sus padres mayores, les estará ayudando a vivir los últimos años de su vida con tranquilidad y paz.

Recursos para cuidadores: