Las creencias básicas negativas son convicciones que tienes sobre ti mismo o sobre el mundo, que literalmente te impiden alcanzar el bienestar que mereces. No es culpa tuya creer estos mensajes sobre ti mismo, pero puedes sustituirlos por valoraciones más realistas.

Según los psicólogos y autores Kathy Steele, Onno van der Hart y Suzette Boon: “Las creencias básicas negativas se ven reforzadas con el tiempo por emociones, percepciones y predicciones negativas, y por experiencias vitales negativas adicionales. Lo mismo ocurre con las creencias básicas positivas y las percepciones, emociones y experiencias que las acompañan”

Independientemente de la causa de tus creencias centrales negativas, una investigación clara revela que estas convicciones sobre nosotros mismos están “correlacionadas positivamente con informes de experiencias negativas en la infancia, estilos de apego, ansiedad y depresión.” Así que si no puedes cambiar tu pasado, o tu apego, puede que merezca la pena intentar un enfoque descendente: notar y reemplazar estas creencias poco útiles.

Ejemplos de creencias básicas negativas

La forma más sencilla de ver si tienes creencias básicas negativas es mirar una lista. La mayoría de nuestras creencias básicas negativas son subconscientes y están integradas en nuestra forma de ver el mundo. Sin embargo, algunas de estas creencias pueden resultarnos sutilmente familiares…

  • “Nada me sale bien”
  • “No soy adorable”
  • “Estoy roto”
  • “Todo el mundo tiene una agenda”
  • “La gente sólo es amable cuando quiere algo”
  • “Soy un desperdicio de espacio”
  • “La gente me ve como un extraterrestre
  • “No puedo valerme por mí mismo”
  • “No soy bueno en nada.”
  • “Nadie me entenderá nunca”
  • “Tengo que ganarme la amabilidad y el amor de los demás”

Como hemos mencionado en otros artículos de Supportiv, es casi imposible detener un hábito inútil sin un comportamiento de reemplazo. Tendrás que aprender a desafiar tus creencias negativas:

  1. Comprobando tu realidad, y
  2. Recordándote a ti mismo creencias básicas alternativas y positivas.

Comprobación de la realidad

Como dicen los expertos antes mencionados sobre las creencias básicas negativas: “Son convicciones profundamente arraigadas que suelen implicar un pensamiento de todo o nada, sin equilibrio ni matices…” Así que el primer paso es darse cuenta de las convicciones que no nos ayudan y comprobar la realidad.

1. La navaja de Occam

¿Estoy sacando conclusiones precipitadas? ¿Cuál es la creencia más positiva posible? Por lo general, la explicación más sencilla para las cosas que van mal es que… las cosas simplemente van mal.

Mala suerte 🙅=🙅 el universo está en tu contra.

2. Centrarse en la precisión

Es realmente “siempre”?

No dejes que esta comprobación de la realidad se convierta en una crítica interior empoderada, pero detente y comprueba la precisión de tus creencias básicas.

Puede que por descuido pienses “Oh, siempre estaré solo”, cuando en realidad no crees que sea cierto al 100%. Pero cuando piensas regularmente de una determinada manera, refuerzas ese pensamiento, aunque refleje de forma imprecisa tu creencia real.

Intenta darte cuenta de cuándo piensas en términos generales y vagos, especialmente sobre temas que te provocan ansiedad o emociones. ¿Es así como me siento realmente? ¿Es realmente cierto? ¿Quiero perpetuar este pensamiento en mi mente?

Alternativas realistas y positivas a las creencias básicas negativas

He aquí algunos ejemplos para sustituir creencias básicas poco útiles:

  • “Puedo ser una buena persona y aún tengo margen para crecer”
  • “Si necesito ayuda, sólo tengo que pedirla”
  • “No tengo por qué estar rodeado de gente mala”
  • “Hay una comunidad ahí fuera para mí”
  • “Tomar la iniciativa es seguro. Nadie me castigará”
  • “En el mundo hay gente buena”
  • “Se me permite hacer lo que es bueno para mí”
  • “Es proactivo descansar y recargarse”
  • “Nadie me hará daño por ser feliz”
  • “Puedo marchar al ritmo de mi propio tambor”
  • “Si me abro con autenticidad, la gente entenderá mis sentimientos humanos”

Recuerda: gasta tu energía emocional sabiamente.

¿Es posible que las cosas no vayan mal?

¿Estoy interpretando el comportamiento de alguien? ¿Qué posibilidades hay de que me equivoque? ¿Merece la pena evaluarlo? ¿Necesito emplear mi energía en esto? ¿Mis cavilaciones de ahora van a prepararme para posibles acontecimientos negativos en el futuro?

Y… Sé paciente contigo mismo.

Una nota de despedida de los expertos en traumas Boon, Steele y van der Hart:

“Puedes estar muy convencido de que algo es sano y bueno, pero esto no significa que siempre puedas ‘practicar lo que predicas'”

Castigarte por involucrarte en un pensamiento negativo no te ayudará. Lo único que puedes hacer es seguir esforzándote al máximo para darte cuenta cuando ocurra. En el proceso de darte cuenta de tus creencias negativas y sustituirlas, la paciencia contigo mismo es tu herramienta más importante.