¿Crees que puedes estar en una relación tóxica, pero quieres estar completamente seguro? Utiliza esta guía para decidir si necesitas tomar medidas, por el bien de tu propio bienestar.

¿Cómo es una relación tóxica?

Las relaciones tóxicas van más allá de la mera falta de buenas cualidades; también añaden negatividad a tu vida. Como una rana en agua hirviendo, puede que no notes los signos de toxicidad hasta que tu salud mental sufra las consecuencias.

Señales de una relación tóxica

Te enamoraste de alguien increíble y la relación va viento en popa, hasta que deja de irlo. Quieres creer que la persona con la que has elegido estar no puede hacer nada malo, que nunca te haría daño y que sólo quiere lo mejor para ti. Lamentablemente, esto no siempre es cierto.

Empiezas a sentir que tu relación puede haber dejado de ser sana, y eso es algo difícil de cuestionar.

Revisa estas señales para ayudarte a considerar si tu relación se ha vuelto tóxica:

Falta de respeto

Definitivamente, ¡ésta ya la sabías! Pero al pensar en las relaciones tóxicas, a menudo torcemos nuestra definición real de respeto. Respeto significa que tus opiniones, ideas y pensamientos son claramente valorados.

En una relación tóxica, hay muy poca o ninguna consideración por tus sentimientos y emociones. Te hacen sentir que no eres importante a la hora de tomar decisiones en la relación o, peor aún, que tus pensamientos no deberían ser expresados en absoluto.

Falta de esfuerzo

Tu pareja ya no se esfuerza en la relación. Te sientes impotente cuando se trata de trabajar en vuestra relación. Puede que tu pareja insista en que lo está intentando, pero si tú no lo sientes, plantéate si es pura palabrería. Trillado pero cierto: los hechos hablan más que las palabras.

Mentiras, mentiras, mentiras

La deshonestidad aumenta gradualmente en una relación tóxica. Tu pareja te da información falsa cuando le haces una pregunta, a su vez, tú empiezas a dejar pasar la verdad cuando te hacen una pregunta, y entonces tu relación pierde contacto con la realidad.

Cuando la cosa se pone realmente fea, tu pareja puede incluso gasearte.

Falta de confianza

Te preguntan de todo: “¿Dónde estás? “¿Con quién estás?” “¿Cuándo volverás a casa?

Es normal, excepto cuando las preguntas son constantes o van seguidas de condiciones. Condiciones como a quién puedes ver y a quién ya no, lugares que ya no puedes visitar; casi como si te hubieras quedado aislado.

Falta de comunicación

Dejas de contarles cosas importantes, o tu pareja evita situaciones que requieren hablar. Dudas de ti mismo cuando hablas con ellos y al final tienes miedo de comunicarles nada.

Todo tipo de abusos: verbales, físicos, emocionales

La relación tóxica suele evolucionar del maltrato discreto al maltrato total.

Primero viene la coacción y los insultos.

A continuación, tu pareja puede menospreciarte y llamarte demasiado sensible por haberte herido (de nuevo, una forma de gaslighting). También puede haber afirmaciones de gaslighting como “¡Estás loca, estás demente, has perdido la cabeza!” No hay duda: lanzar tales acusaciones habla más de su estado mental que del tuyo.

Después o junto con el abuso verbal viene la intimidación, que puede convertirse en fuerza manifiesta. Hay algún empujón, quizá una bofetada que excusas dadas las circunstancias.

Lanzar tales acusaciones habla más de su estado mental que del tuyo.

Por último, está el maltrato físico en toda regla, en el que tu cuerpo soporta la violencia de tu pareja. Puedes encontrarte magullada, en el hospital o temiendo por tu vida. Muchos de nosotros hemos acabado aquí sin darnos cuenta: recuerda que no es culpa tuya. No hay que avergonzarse de ser víctima de malos tratos, lo único que hay que hacer es rescatarse a uno mismo.

Si eres capaz de detener la relación tóxica antes de que llegue al abuso físico, te lo debes a ti misma.

Agresión pasiva, por ambas partes

La relación se convierte en pasivo-agresiva, ambos guardáis un registro mental de discusiones y peleas. Entonces empezáis a culparos y a dudar el uno del otro de todo lo que va mal en la relación.

¿Y si todavía quiero a mi pareja?

“¿Puede seguir siendo una relación tóxica si nos queremos?”

“Las personas tóxicas no siempre son malas personas que intentan rompernos el corazón y el alma. Pueden ser personas que nos quieren mucho” – Desconocido

Puede que sigas queriendo a tu pareja, pero sientas que algo no va del todo bien. Por eso es mucho más difícil calificar la relación de tóxica y pasar página.

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A veces tu pareja es el problema a pesar de sus mejores intenciones; ¡a veces resulta que somos nosotros los tóxicos!

Y, a menudo, las relaciones se vuelven tóxicas cuando ninguno de los dos miembros de la pareja es malo por sí solo: es como mezclar bicarbonato y vinagre, una combinación volátil.

Decidir seguir adelante no significa necesariamente que ya no quieras a tu pareja. Significa que valoras la realidad y la oportunidad de que ambos seáis más felices, aunque eso signifique separarse.

Permanecer en una relación tóxica puede destrozarnos el espíritu, pero ¿darte cuenta de que te mereces algo mejor? Eso es liberador. Todos merecemos una relación sana en la que se nos respete y se nos trate con amor.

Nunca deberías tener que comprometerte por alguien que no te trata bien. La realidad es que hay otra persona ahí fuera que podrá tratarte mejor. Y lo que es más importante, las relaciones tóxicas prolongadas pueden tener efectos negativos y duraderos en nuestra salud mental, obligándonos a sentirnos inútiles o insignificantes.

Efectos perjudiciales de una relación tóxica

Si todavía quieres a tu pareja, o simplemente necesitas más motivación para alejarte de una situación perjudicial, considera cómo puede afectarte tu relación tóxica incluso en el futuro.

Al identificar y poner fin a una relación que se ha vuelto tóxica, te salvas de forma concluyente de estos efectos.

Efectos en tu salud mental:

Tras dejar una relación tóxica, tu confianza y autoestima pueden verse dañadas. Sentirás que tu mente, pensamientos y emociones han estado en guerra. Puedes sufrir depresión y estar mentalmente agotado. Habla con alguien o busca un grupo de apoyo con otras personas que hayan tenido experiencias similares.

Efectos en tu visión del mundo:

Tu visión del mundo cambiará a menudo después de una relación tóxica. Durante algún tiempo después de que tu relación tóxica haya terminado, puede que mires al mundo desde un lugar de ansiedad, esperando que todo el mundo actúe como tu pareja tóxica.

Puede que sientas que nada puede volver a hacerte feliz, que no puedes hacer nada bien. Y empiezas a odiar cosas que antes hacías.

La mejor manera de revertir esto es construir la evidencia de que el mundo es un lugar bueno y seguro.

Sé consciente de que ya no estás en una situación tóxica, busca actividades con gente que comparta tus valores o sal más con amigos y familiares. Con el tiempo, empezarás a tener una actitud más positiva.

Efectos en tus relaciones futuras:

Es posible que no quieras empezar una nueva relación durante un tiempo. Puede que juzgues y compares a posibles parejas con un intenso escrutinio, y puede que te resulte realmente difícil confiar.

Levantar muros y alejar a la gente será más fácil para ti que dejar que se acerquen a ti. Será difícil luchar contra ese sentimiento, así que intenta trabajar con él.

Aprovecha este momento para descubrirte de nuevo. Reconstruir tu confianza y tu capacidad de confiar te dará las herramientas que necesitas para volver a amar y formar nuevas relaciones sanas.

Conclusión

Una relación de calidad puede darnos el amor, la compañía, la seguridad y el cariño que anhelamos; pero no todas las relaciones son buenas para nosotros. Al darte cuenta de que estás en una relación tóxica sientes como si tu mundo se viniera abajo.

Pero recuerda que ésta es tu vida y que estás rodeado de gente buena, aunque lleves mucho tiempo atrapado en una relación dañina.

Toma las riendas, y sabe que tienes toda una comunidad de personas aquí mismo, esperando escuchar tu historia, para ayudarte a descifrarla.