Una opción eficaz para mejorar nuestra salud mental es desprendernos poco a poco de nuestros rencores. Liberarnos de sentimientos muy arraigados y profundamente negativos allana el camino para mejorar nuestras relaciones y nuestro bienestar.
Por supuesto, no es tan fácil dejar atrás el rencor.
El rencor se mantiene por varias razones. Sobre todo porque pueden ser un sustituto o una distracción de emociones más dolorosas.
Guardamos rencor porque..
Por desgracia, estas razones para guardar rencor tienden a ser contraproducentes. A corto plazo, el rencor puede servir para motivarnos, validarnos o protegernos. Pero a largo plazo, su enfoque interiorizado empieza a causar verdaderos daños psicológicos.
Los beneficios del rencor son cuestionables. ¿Y los costes?
El rencor puede aumentar la frustración y la ansiedad, la sensación de dolor físico, el riesgo de infarto y los problemas de sueño.
Los rencores no cambian el mundo exterior y empeoran nuestro mundo interior.
En otras palabras, cómo perdonar. No es fácil, pero es posible.
El rencor suele ser el resultado de expectativas insatisfechas entre tú y otra persona. Por eso, mantener una conversación abierta y sincera con ella sobre la situación puede ayudar a enterrar el hacha de guerra.
Para que la conversación sea eficaz, tendrás que establecer expectativas claras, expresar tus sentimientos sinceros y escuchar su punto de vista.
Establecer expectativas claras puede aliviar los rencores actuales y prevenir los futuros. Los problemas interpersonales son a menudo el resultado de malentendidos; podemos suponer que la otra persona sabe exactamente lo que queremos, o podemos suponer que sabemos lo que quieren. El primer paso para soltar lastre es exponer honestamente las necesidades de ambas partes.
Expresar tus sentimientos personales ayuda a establecer la importancia de la situación para ti. Es posible que la otra persona ni siquiera se dé cuenta de que lo que hizo fue hiriente, o que no comprenda la gravedad de sus actos en lo que respecta a tu propia experiencia personal. El siguiente paso es hablar con franqueza de tus propios sentimientos y experiencias.
Para comprender la situación en su conjunto, conviene escuchar el punto de vista de la otra persona. Tal vez lo que hizo no fue lo que quería decir o malinterpretó algunas de tus acciones o sentimientos. Entender su punto de vista puede ayudarte a abordar tu rencor. El último paso es preguntarles por sus expectativas y sentimientos.
Ponerlo todo junto:
“Cuando soy amigo/socio/colega de alguien, espero que lo haga _____. Me siento triste/herido/enojado cuando _____. Me siento mucho mejor cuando _____. ¿Qué opinas de la situación? ¿Qué podemos hacer en el futuro para mejorar nuestra relación?”
Por supuesto, no siempre es posible o deseable arreglar las cosas con la otra persona. En estos casos, querrás trabajar tu rencor internamente. Para ello, hay que darle la vuelta al rencor y ver qué otra cosa podemos hacer de él.
Objetivos clave:
Preguntas que debes hacerte
Recuerda:
Preguntas que debes hacerte
Recordatorios:
Preguntas que debes hacerte
Recordatorios:
Puede parecer que el rencor nos da poder, nos valida y nos protege, pero en realidad sólo hace daño. El perdón, en cambio, nos permite adoptar una perspectiva más amplia.
El perdón valida nuestro sentido de ser una persona amable y resistente. El perdón nos protege de retener emociones que, en última instancia, sólo nos hacen daño a nosotros mismos. Mejora la salud mental, la salud física, el sueño y las relaciones. En pocas palabras, nos hace sentir mejor.
Al igual que muchos esfuerzos para mejorar uno mismo, el perdón requiere práctica. Al igual que la empatía, la aceptación y la gratitud.
No es fácil encontrar lo bueno en lo malo. Pero cuanto más lo hagas, mejor lo harás. Para superar tus rencores junto a otras personas que están pasando por lo mismo, prueba un chat de apoyo anónimo y personalizado.
Tú puedes.