Cada persona tiene opiniones sobre sí misma. Cuanto más nos comprometemos con estas opiniones, más llegan a conformar nuestra identidad.
¿Y si nuestras ideas sobre nosotros mismos no son tan amables?
Aunque las opiniones negativas sobre nosotros mismos, o “creencias autolimitantes”, surgen sin que tengamos culpa alguna, pueden dejarnos sumidos en la duda y la autodestrucción. Estas creencias pueden hacernos sentir desesperanzados e ineficaces, como si no mereciera la pena intentarlo.
La realidad es que vale la pena intentarlo. Sin duda, las creencias autolimitantes nos encierran en una jaula. Pero ya tenemos la llave
Imagínate en las siguientes situaciones…
¿Qué tienen en común estos momentos? Cada uno de ellos puede revelar creencias subconscientes que tenemos sobre nosotros mismos.
En su mayor parte, las creencias que tenemos sobre nosotros mismos nos refuerzan. Nos ayudan a reconocer y purificar nuestros puntos fuertes, pasiones, objetivos y deseos. Por ejemplo, crees firmemente que se te da bien trabajar con niños; esa creencia puede determinar tu trayectoria profesional.
Sin embargo, estas creencias también pueden causar estragos en nuestra confianza cuando surgen de sentimientos negativos.
Cuando creemos cosas malas de nosotros mismos, aunque sea casualmente, nos desanimamos. Restamos valor a nuestra propia autoestima. E inconscientemente, podemos empezar a esforzarnos menos, convirtiendo nuestras creencias negativas en profecías limitantes y autocumplidas.
Ya sea en relación con la apariencia, las habilidades, las oportunidades, las aspiraciones, la reputación social, etc., las creencias negativas sobre uno mismo a menudo llegan a limitarnos. Deterioran nuestra fe en nosotros mismos y nos impiden siquiera intentarlo.
Lo que hace que las creencias autolimitadoras sean especialmente peligrosas es su naturaleza interna. Realmente pueden estar fuera de nuestra vista, fuera de nuestra mente. Podemos llegar a estar tan condicionados a los pensamientos negativos sobre nosotros mismos, que los integramos inconscientemente en nuestro enfoque de las tareas y retos diarios.
Las creencias autolimitantes pueden surgir en cualquier etapa de nuestra vida, a partir de cualquier catalizador. La raíz de cada creencia puede variar.
Puede ser una crítica constante de tu madre. Tal vez el comentario sarcástico de un colega todavía resuena. Puede tratarse de un aspecto concreto de ti mismo por el que sufriste acoso. O puede que hayas generado espontáneamente esta creencia limitante, en respuesta a experiencias desconcertantes.
Si creces escuchando constantemente un determinado comentario o crítica de tu madre, o albergando en la mente alguna idea específica sobre ti mismo, y nunca ves pruebas en contra de ese sentimiento, tiene sentido que, con el tiempo, creas que es cierto.
Las creencias autolimitantes tienen que ver con la evidencia y el sesgo de confirmación. Por ejemplo, muchas chicas jóvenes y mujeres se creen feas en comparación con las modelos de Instagram que inundan sus redes sociales. Incluso siendo conscientes de la naturaleza artificial de las redes sociales, las chicas siguen siendo vulnerables a su constante afluencia de estímulos. Para cualquiera es increíblemente difícil cuestionar lógicamente las comparaciones automáticas. Y cuando te comparas subconscientemente con cientos de publicaciones retocadas al día y decenas de pies de foto acaramelados, la estimulación prevalece sobre la razón.
La comparación incesante solidifica rápidamente las creencias que nos frenan.
Tienes que darte cuenta de esas creencias para dejar de frenarte Afortunadamente, hay muchas maneras de identificar tus creencias auto-limitantes. Puedes elegir los métodos que más te interesen.
Fíjate en los sentimientos o frases repetitivas que te dices a ti mismo a lo largo del día. Cuando pases por delante de un espejo y casi inconscientemente pienses: “Qué fea soy”, intenta detener ese pensamiento en seco. Cuestiona su trasfondo, su valor, su verdad: ¿de dónde viene? ¿Por qué piensas así? Una vez que estas verdades salen a la luz, queda claro que tus creencias auto-limitantes tienen mucho menos peso del que pensabas. En lugar de ser información veraz, puede que llegues a verlas como simples reacciones instintivas ante ti mismo, ante un determinado escenario, etc.
Una vez que cuestionas el valor y la integridad de las creencias auto-limitantes, las dejas vulnerables al desafío y a su completa desactivación. Algunos métodos para hacerlo son los siguientes
Tome nota de un sentimiento concreto que tenga, como “no soy lo bastante atractivo” o “no soy lo bastante listo”, e intente rastrearlo hasta el primer momento concreto, o general, que recuerde haberlo experimentado. Podría ser durante el tiempo libre en tu clase de cuarto curso o cuando te uniste por primera vez a una plataforma de redes sociales en la universidad. Una vez identificados estos momentos, puedes aislarlos activamente como creencias autolimitantes, en lugar de reflejos de la realidad, y quitarles poder.
“Las creencias son pensamientos repetidos” En cuanto pilles uno de estos pensamientos in fraganti, sepáralo activamente de cualquier valor o peso que le hayas dado. Sustitúyelo por un sentimiento de autoaprecio en su lugar. Cuando pienses: “No soy lo bastante listo”, afirma para ti mismo: “Soy lo bastante listo para lograr cualquier cosa que me proponga”
A continuación, piensa en un ejemplo en el que hayas conseguido algo en el pasado. Busca activamente pruebas -incluso si tienes que crearlas mediante la acción- que respalden esta nueva afirmación positiva. Haz todo lo posible por superar el miedo provocado por tu anterior creencia autolimitante y busca nuevas oportunidades que te atraigan. Si tu creencia autolimitante gira en torno a tu inteligencia, por ejemplo, quizá puedas elegir un videojuego que requiera un pensamiento inteligente e intentarlo. Del mismo modo, cuando te sorprendas haciendo algo “inteligente”, tómate un momento para enorgullecerte de ello.
Idealmente, estas oportunidades te permitirán contradecir de verdad tus creencias auto-limitantes.
Las creencias auto-limitantes a menudo tienen el poder de dictar nuestras vidas restringiendo nuestra confianza en lo que podemos lograr. Si luchas contra las creencias auto-limitantes, prueba estos consejos. No te desanimes si no funcionan la primera, la segunda o incluso la tercera vez que los pruebes. Las creencias autolimitantes suelen arraigarse profundamente en nuestra mente. Por lo tanto, es un proceso difícil deshacerse de ellas. Sin embargo, con estos pasos en mente y tu propio poder interior a mano, liberarte de las creencias autolimitantes está a tu alcance.
“Una de las expresiones más difíciles de la autoafirmación es desafiar tus creencias limitantes” – Nathaniel Branden
“Las creencias son pensamientos repetidos” – Desconocido
“No me interesan tus creencias limitantes. Me interesa lo que te hace ilimitado.” – Brendon Burchard
“Nunca dejes que las limitaciones o inseguridades de los demás limiten lo que es posible para ti.” – Hal Elrod
“Ir por la vida con creencias autolimitantes es como mantener el pie en el freno cuando intentas acelerar.” – lotuspathway.com
“La duda crónica sobre uno mismo es un síntoma de la creencia central: ‘No soy lo suficientemente bueno’ Adoptamos este tipo de creencias limitantes en respuesta a nuestras experiencias familiares y de la infancia, y se arraigan en el subconsciente.” – Lauren Mackler
“Haz sólo una vez lo que los demás dicen que no puedes hacer, y nunca volverás a prestar atención a sus limitaciones” – James Cook
“Somos moldeados por nuestros pensamientos; nos convertimos en lo que pensamos.” – Buda
“Cuando marcas dónde están tus dudas sobre ti mismo, entonces puedes empezar a vencerlas” – Stephen Richards