La depresión y sus variantes son conocidas por causar muchos efectos emocionales negativos, como estados de ánimo tristes y persistentes, sentimientos de impotencia y apatía.
Pero los síntomas de la depresión también tienen raíces que se relacionan con nuestra biología subyacente, como el cerebro y el corazón.
A continuación, desglosaremos algunas de estas conexiones, de modo que podamos obtener algunas respuestas a las preguntas: ¿Por qué me siento así?”, “¿Por qué estoy deprimido?” y, lo que es más importante, “¿Qué causa la depresión?”
Siga leyendo para comprender cómo afecta la depresión tanto a nuestro cerebro como a nuestro cuerpo.
Lo mejor es empezar por el centro de control de nuestro cuerpo: el cerebro Aunque hay mucho de lo que hablar sobre el cerebro y los trastornos mentales, vamos a desglosar algunos de los factores más importantes de la biología de la depresión.
Los neurotransmisores son sustancias químicas del cerebro que desempeñan diferentes funciones.
Si el cerebro fuera como una oficina corporativa, los neurotransmisores serían los diferentes equipos con diferentes responsabilidades en la empresa. A continuación se enumeran algunos de los principales neurotransmisores que los investigadores han identificado y que desempeñan un papel en los síntomas de la depresión.
Un transmisor que ayuda con el deseo, el aprendizaje, la memoria, el apetito, la temperatura corporal y mucho más. Las personas con depresión suelen tener un déficit de serotonina en comparación con la media. Esto puede estar relacionado con una serie de factores, incluso tan simples como no recibir suficiente luz solar.
Este transmisor contribuye a las respuestas de recompensa, el movimiento y las respuestas emocionales. ¿Sabes ese subidón que sientes cuando terminas una maratón o superas un nivel difícil en un videojuego? Eso es dopamina. Las personas deprimidas tienden a tener niveles más bajos de dopamina por término medio.
Este neurotransmisor está relacionado con la atención, el sueño y la excitación, entre otras funciones. Las personas con depresión tienden a tener niveles más bajos de norepinefrina por término medio, pero su exceso puede contribuir a la ansiedad y otros efectos desagradables.
La depresión está vinculada a desequilibrios en ciertos neurotransmisores, a no tener suficiente de algo o a tener demasiado.
No siempre sabemos qué hace que varíen sus niveles, pero estos desequilibrios pueden explicar algunos síntomas concretos como el bajo estado de ánimo o la incapacidad para sentir placer.
Es un error común pensar que la depresión es algo que simplemente se puede “superar”, pero como vemos, ¡no es así! La depresión tiene raíces biológicas que se siguen investigando cada día, y sabemos que la depresión también afecta a los siguientes sistemas corporales:
Otro factor a tener en cuenta es cómo la depresión afecta al ritmo circadiano, que es el reloj interno en una parte específica del cerebro que nos ayuda con el sueño.
La depresión distorsiona nuestro reloj interno y puede hacer que a algunos individuos les cueste más dormir, o que algunos duerman más que la media. Es similar a la sensación que tenemos cuando experimentamos jet lag, pero es ineludible.
La depresión tiene una clara relación con el sistema cardiovascular del organismo. Por ejemplo, los individuos con depresión tienen entre dos y cinco veces más probabilidades de tener problemas de corazón, ya sea en forma de infartos, derrames cerebrales o de desarrollar enfermedades cardíacas graves en el futuro.
Vemos, pues, que la depresión es un factor de riesgo para los problemas cardíacos, pero ¿por qué? La respuesta puede remontarse a los neurotransmisores.
La depresión desencadena desequilibrios químicos en nuestro cuerpo que pueden contrarrestar algo llamado arritmia, que es el ritmo natural de nuestro corazón. La mayoría de las veces, una arritmia ocasional en nuestro corazón está bien.
Sin embargo, cuando nuestro ritmo cardíaco se desincroniza, puede causar desde problemas muy leves hasta problemas graves como infartos.
El incipiente impacto de la inflamación tanto en los síntomas emocionales como en las enfermedades cardiovasculares complica un poco la situación.
Las personas con depresión pueden ser más propensas a sufrir ataques cardíacos debido a la arritmia, pero también tenemos que recordar el importante papel que desempeña la inflamación tanto en la depresión como en el desencadenamiento de ataques cardíacos.
La depresión tiene muchos efectos físicos en el cuerpo, y muchos de ellos aún no se comprenden al 100%. La biología de la depresión sigue siendo una especie de rompecabezas misterioso. Algunos de los efectos (o más bien, conexiones) que conocemos son los siguientes:
Los síntomas de la depresión pueden incluir ganar o perder más peso de lo habitual, sensación de náuseas, malestar y otros problemas estomacales internos.
Estos síntomas pueden deberse en parte a un desequilibrio de los neurotransmisores. A partes del cerebro llegan señales inadecuadas que nos dicen “tenemos hambre” cuando no la tenemos, o “me encuentro mal” cuando no es así.
A veces, las personas con depresión experimentan dolores y molestias inexplicables en todo el cuerpo. Los investigadores han explicado a menudo que estos dolores están relacionados con los neurotransmisores, como los desequilibrios de serotonina y dopamina. Los dolores también pueden estar relacionados con las conexiones inflamatorias de la depresión.
Los neurotransmisores y las sustancias químicas inflamatorias desempeñan muchas funciones en todo el organismo, y si hay un desequilibrio de los mismos, es seguro que sentiremos los problemas resultantes.
Saber que la depresión afecta tanto a nuestro cuerpo como a nuestra mente resulta desalentador, ¿verdad? Afortunadamente, ¡todavía podemos hacer mucho al respecto! He aquí algunas formas de controlar los efectos de la depresión:
Salir a hacer ejercicio es una de las formas más sencillas de ayudar. Algo tan sencillo como salir a correr o hacer yoga durante 15 minutos ayuda a las sustancias químicas del cerebro a liberar dopamina y elevar los niveles de serotonina. Y, por supuesto, ejercicios como el yoga y el levantamiento de pesas pueden fortalecer nuestros músculos, mientras que el cardio puede ayudar a nuestro corazón.
Como cualquier motor, el cuerpo necesita combustible de calidad para funcionar a su máximo potencial. Los alimentos azucarados y ricos en calorías te hacen sentir lento mental y físicamente. los alimentos “limpios”, como la carne magra y los productos agrícolas, pueden ayudar a mejorar el flujo químico en el cerebro, haciendo que nos sintamos con más energía y alerta.
Dado que la depresión tiene bases biológicas, las sustancias químicas de los alimentos pueden influir en los síntomas. Ni siquiera es necesario seguir una dieta a largo plazo, ya que algunas personas afirman sentirse mejor después de comer de forma más limpia durante una o dos semanas seguidas
Aunque no es fácil “arreglar” un horario de sueño, puedes tomar algunas medidas para mejorar tu ritmo circadiano.
La luz influye en nuestra somnolencia, así que algo tan sencillo como encender todas las luces en cuanto te despiertes o bajar la intensidad de las luces unas horas antes de irte a la cama puede ayudar a “reprogramar” tu cerebro para que vuelva a la normalidad.
La melatonina también es una opción, ya que es una hormona que se produce de forma natural en el organismo y una de las pocas que se pueden adquirir fácilmente en las tiendas. Asegúrate de preguntar a tu médico cuál es la dosis adecuada para ti.
Los antidepresivos son a veces mal vistos por ser una “solución fácil” o una “muleta”. Esto no es cierto por muchas razones, pero en resumen, los antidepresivos son una de las pocas maneras de “corregir el desequilibrio” de los neurotransmisores en nuestro cerebro. En realidad nos devuelven parte de lo que nos falta.
Esperamos haber podido comprender mejor algunos de los aspectos biológicos de la depresión. Los síntomas de la depresión son difíciles de manejar, pero no olvide que no está solo en esta lucha.
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