¿Quieres saber cómo dejar de interrumpir a la gente? A pesar de nuestras mejores intenciones, a muchos nos cuesta interrumpir a los demás. Las interrupciones se producen por muchas razones. Por lo general, no son un gran problema. Sin embargo, si las interrupciones son un problema recurrente en tu vida, puede que empieces a sentir que es un mal hábito; puede que te preguntes cómo dejar de interrumpir a la gente y corregir ese comportamiento.

No hay por qué avergonzarse. En este artículo se analizan los posibles motivos de las interrupciones y cómo dejar de interrumpir a los demás o cómo gestionar mejor las interrupciones, incluso cuando la neurodivergencia desempeña un papel.

Interrumpir a los demás no significa que seas una mala persona.

Si estás leyendo esto, es posible que estés aquí porque las interrupciones han afectado negativamente a tu vida. Interrumpir a los demás cuando no es tu intención puede hacerte sentir culpable e incomprendido, o incluso puede afectar a tus relaciones interpersonales.

Para empezar, dejemos esto claro: interrumpir a otras personas no te convierte en una mala persona. La gente interrumpe a los demás por muchas razones, y la mayoría no son malintencionadas. Por ejemplo, puedes interrumpir a alguien porque estás entusiasmado con el tema de conversación y tu entusiasmo se apodera de ti antes de que puedas detenerte.

Interrumpir a los demás también puede ser un signo de TDAH o autismo. Si ese es tu caso, el enfoque para dejar de interrumpir puede ser diferente; ¡no dudes en saltar a esa sección ahora!

Cómo dejar de interrumpir a los demás: consejos fáciles de poner en práctica

Prueba estos consejos sencillos y fáciles de utilizar si buscas formas de dejar de interrumpir a otras personas. Se trata de consejos generales, y algunos pueden ser eficaces independientemente del neurotipo. Sin embargo, más adelante hablaremos de consideraciones específicas para cuando el TDAH, el autismo y otros problemas relacionados desempeñan un papel.

1. Recuerde las veces que le ha molestado que le interrumpan

Prestamos atención a las cosas de forma más automática si están ligadas a emociones intensas. ¿Recuerdas alguna vez que te molestara que alguien te interrumpiera? ¿Y la vez que alguien habló por encima de ti? Si es así, piensa en ese momento e intenta volver a experimentar lo que sentiste en tu cuerpo.

Parece sencillo, pero a veces un ejercicio mental como éste puede ayudar a tu cerebro a controlar mejor los turnos en una conversación.

Si no recuerdas ninguna interrupción que te haya molestado, puedes ponerte en el lugar de la otra persona. Piensa en lo que sientes al sentirte molesto durante una interacción social en general o en alguna ocasión en la que te hayan interrumpido una actividad (aunque no sea una conversación). ¿Qué impacto tuvo en tu productividad o estado de ánimo?

Aplicar esa empatía a la situación puede facilitar que te tomes un momento y te detengas antes de interrumpir. Este consejo puede ser especialmente útil si la persona ha expresado su preocupación por las interrupciones. Intenta combinarlo con otro consejo, como sustituir la conducta de interrumpir, para obtener el mejor efecto.

2. Sustituir la conducta de interrumpir

Interrumpir a los demás es un hábito y, como cualquier otro “mal” hábito, es difícil detener el comportamiento sin sustituirlo. Por lo tanto, pruebe lo siguiente en lugar de interrumpir a la otra persona:

  • Da una señal no verbal de que tienes algo que añadir para que sepan que estás deseando decir algo: levanta la mano físicamente, levanta un dedo y sonríe o pulsa “levantar la mano” en una llamada de Zoom.
  • Haz una pausa. Haz una nota mental para hacer una pausa cuando notes que estás a punto de interrumpir. Durante esa pausa, recuérdate a ti mismo las posibles consecuencias, piensa en lo que quieres decir o, si realmente necesitas hablar, pregunta si puedes añadir algo educadamente.
  • Escribe lo que tengas que decir. En algunas situaciones (por ejemplo, una reunión de negocios), puede ser más apropiado tomar notas que interrumpir.

Trabajar la escucha activa también puede ser útil, aunque sólo sea para demostrar a los demás que te interesa lo que tienen que decir. Preparar el terreno puede atenuar el impacto de las interrupciones accidentales.

3. Reflexione sobre por qué tiende a interrumpir

Ya hemos hablado de algunas de las posibles razones por las que se producen las interrupciones. A veces, la clave para frenar comportamientos como interrumpir a los demás es entender por qué lo haces.

Por ejemplo, si interrumpe porque está emocionado, es una gran oportunidad para tomar conciencia y crear la intención de decir: “¿Puedo añadir algo? Estoy muy emocionado” la próxima vez que vayas a interrumpir.

O puede que nunca hayas podido hablar mientras crecías y por fin te sientes libre para decir lo que piensas. Es una razón comprensible para interrumpir, pero puede que te beneficie explorar ese trauma subyacente.

4. Habla con las personas de tu vida y pide ayuda abiertamente

Digamos que eres una persona que interrumpe con frecuencia. Si ese es tu caso, o si te cuesta más parar por cualquier motivo, podría ser beneficioso reconocerlo ante las personas de tu vida.

Expresa que se trata de una lucha, o incluso de una inseguridad, que tienes. Puedes compartir con un amigo o un ser querido

  • por qué tiendes a interrumpir (si has identificado una razón)
  • tus temores sobre cómo afectará a otras personas o a tus relaciones
  • qué estás haciendo para dejar de hacerlo

Si te sientes cómodo en este punto, también puedes pedir ayuda a otras personas. Cuando plantees la tendencia a interrumpir a los demás, puedes pedir a un amigo o a un ser querido que te ayude. De ese modo, la próxima vez que interrumpas, podrán hablar y darte un suave recordatorio.

5. Discúlpate por las meteduras de pata (y haz saber a los demás que estás trabajando en ello)

Cuando se cometen errores, una disculpa rápida pero sincera puede ayudar mucho. Detente y discúlpate en cuanto terminen de hablar. Especialmente si se trata de un tema recurrente o si la persona está visiblemente molesta, puede ser pertinente tomarse un momento después de que termine, para explicarle que es algo en lo que estás trabajando activamente.

“When you interrupt people, you may want to yell: ’It's not personal. I do it to myself, too!’”

Cómo dejar de interrumpir a las personas con TDAH o autismo: consideraciones especiales

Para las personas con TDAH o autismo, puede ser más difícil darse cuenta de que se está interrumpiendo a los demás, y más difícil dejar de hacerlo. Esta es parte de la razón por la que buscamos cosas como “TDAH habla impulsiva”, “TDAH sin filtro” o “¿No tener filtro es un síntoma de TDAH?”

Interrumpir puede tener consecuencias sociales agravadas para las personas que tienen TDAH o autismo. Combinada con la disforia sensible al rechazo (RSD, por sus siglas en inglés), una mayor probabilidad de frecuentes malentendidos sociales y experiencias relacionadas, la batalla de interrumpir a los demás puede ser extremadamente desafiante.

Ese desafío puede parecer trágico, porque cuando se trata de TDAH y autismo, decir cosas sin pensar es habitual. Su comportamiento ciertamente no es intencional, pero aún así puede sentir sus consecuencias.

Recuerda que puede ser poderoso hablar con otras personas neurodivergentes sobre esto y sobre cómo te hace sentir. Y a continuación encontrarás consideraciones específicas para tu situación.

Nota: si tienes un ser querido con TDAH, autismo o trastornos relacionados, puede que también te sirva de ayuda leer lo siguiente. No dudes en echarle un vistazo. Si desea hablar sobre las interrupciones con un ser querido, trabajar para comprender las razones de sus interrupciones puede darle algunas ideas sobre cómo trabajar juntos en el problema.

El TDAH y las interrupciones

Las personas con TDAH pueden relacionarse con soltar cosas o decir cosas sin pensar. Alguien podría decirle que tiene un habla impulsiva o “sin filtro”

Perspectiva química

Esto puede ocurrir, al menos en parte, por razones químicas. Por ejemplo, algunos describen la química cerebral del TDAH como “todo gasolina, nada de frenos” Si condujeras un coche sin frenos y con una aceleración de coche de carreras, sería difícil no cortar a la gente en la carretera.

Es posible aprender a trabajar con el cerebro de forma más eficaz y frenar las interrupciones. Pero también es válido reconocer la base química de tu tendencia a interrumpir.

Perspectiva cognitiva

Los cerebros con TDAH presentan diferencias en las funciones ejecutivas, que suelen encajar en una de estas cuatro categorías: memoria de trabajo, cambio de conjuntos, fluidez e inhibición. Las dificultades con todas estas funciones ejecutivas pueden afectar a nuestra vida social y a la comunicación en general.

La disfunción ejecutiva (un problema cognitivo) es la razón exacta por la que puedes perder el hilo de tus pensamientos en mitad de una frase, soltar algo de golpe u olvidar lo que ibas a decir si no lo dices inmediatamente. Incluso se podría decir que el cerebro con TDAH expresa la atención de forma diferente al participar en la conversación en este momento.

Para las personas con TDAH, interrumpir a los demás puede tener su origen en la química cerebral, pero también puede provenir de cómo experimentas el mundo y tu propio cerebro.

Perspectiva mental

Se sabe que el TDAH incluye la experiencia de interrumpirse internamente o de perder el hilo de la conversación a mitad de frase. Cuando interrumpes a la gente, puede que quieras gritar: “No es personal. Yo también me lo hago”.

Si padeces TDAH, es posible que se te escapen cosas en mitad de una frase porque, de lo contrario, perderías el hilo por completo. Puede que te preocupe que, si no comentas nada ahora, no tengas nada que decir cuando acabes la frase; entonces, la otra persona podría pensar que no estás escuchando.

O puede que, literalmente, no te des cuenta de que has interrumpido hasta después de que haya ocurrido. Con el TDAH, las interrupciones se producen antes de que tengas tiempo de darte cuenta de que estás hablando. El cerebro no proporciona el tiempo adecuado para reconocer que estás hablando y combatir el impulso.

No es culpa tuya que esto ocurra. Pero puedes esforzarte por ponerte al día y perdonarte a ti mismo. Es un proceso para descubrir formas de gestionar las interrupciones que funcionen para tu cerebro particular con TDAH.

Cómo dejar de interrumpir a la gente cuando tienes autismo

Para las personas con autismo, algunas de las consideraciones anteriores para el TDA/H también pueden aplicarse. Sin embargo, interrumpir a los demás en el autismo puede deberse en gran medida a problemas para leer las señales sociales. Estas señales pueden ser interpretadas automáticamente (subconscientemente) por algunas personas, pero pueden requerir un esfuerzo consciente para que otras las interpreten.

Es como si tu cerebro sintonizara automáticamente con detalles que los cerebros “neurotípicos” no perciben. Todos tenemos puntos fuertes y débiles.

Trabajar para reconocer las señales sociales

Entonces, ¿con qué señales sociales puedes sintonizar conscientemente para que te resulte más fácil turnarte en la conversación? Fíjate en alguna de estas:

  • Hacer una pausa para respirar con la boca cerrada (si sigue con la boca abierta, probablemente piensa continuar después de respirar).
  • Tres segundos de silencio (si puedes contar hasta tres en tu cabeza y nadie ha empezado a hablar de nuevo, es razonable suponer que han terminado de hablar).

¿Y cómo puedes “amortiguar” el hecho de que a veces puedas interrumpir accidentalmente? Tener preparados algunos guiones puede ayudar:

  • “Antes de que continúe, sólo quiero intervenir y mencionar…” (sea breve)
  • “¡Tengo algo que añadir cuando estés listo!”
  • “¡Lo siento! Me he emocionado, ¿puedo añadir…?” (de nuevo, utilice esta opción si piensa ser muy breve)
  • “¡Lo siento! He interrumpido totalmente; vete”

Puede llevarte algún tiempo encontrar los consejos que te funcionen. Si te frustras o no encuentras lo que funciona, siempre merece la pena probar un nuevo enfoque. Un clínico o tus compañeros pueden tener más ideas para probar.

Sea como sea, debes saber que interrumpir involuntariamente a los demás no te convierte en un “roto” Hay formas de evitarlo, incluso si se debe a una enfermedad.

Cambiar de marcha, ser creativo y probar una nueva forma de manejar las interrupciones son formas prácticas de encontrar soluciones sin agotarse. Tanto si se deben al autismo como al TDAH, los contratiempos sociales y del habla pueden suponer un gran reto.

Esforzarse por progresar en lugar de alcanzar la perfección es otra práctica valiosa que llevarse a casa.

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