Los hábitos poco saludables nos complican la vida más de lo necesario. Sin embargo, también es difícil cambiar los hábitos poco saludables. Entonces, ¿cómo puedes tomar la decisión y cultivar la motivación para cambiar?
Como habitantes de la Tierra, los hábitos forman parte de nuestra existencia. Son lo que nos hace ser quienes somos y nos ayudan a comprender mejor nuestra personalidad única, nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades.
Los hábitos, como muchas otras cosas en el mundo, pueden ser tanto positivos como negativos.
Algunos ejemplos de hábitos positivos podrían ser lavarse los dientes todos los días, leer para el bienestar intelectual, beber agua a lo largo del día, ver a los amigos con regularidad, practicar mindfulness antes de acostarse o participar en otras formas de relajación activa.
Hábitos buenos los hay a montones, al igual que hábitos “malos” o poco saludables.
Los hábitos poco saludables (que podrían reformularse como hábitos inútiles) no son algo de lo que debamos avergonzarnos. Pero pueden complicarnos mucho la vida (y a veces la de los demás). Esa es una motivación principal para cambiar estos hábitos, que pueden incluir:
Este tipo de hábitos poco útiles pueden reducir significativamente su bienestar emocional y mental y contribuir a una sensación de aislamiento e infelicidad.
Los hábitos poco saludables pueden afectar a nuestra salud física, material, emocional y mental. Por eso, cambiarlos puede tener importantes efectos positivos.
Imagine cómo puede cambiar su vida cuando cambie sus hábitos poco saludables. Piense en cómo se beneficiarán otras personas de su vida. Hay motivos para tener esperanza y optar por el cambio.
La mayoría de los hábitos poco saludables pueden sustituirse por hábitos saludables, que a su vez:
Estos beneficios son razón suficiente para cambiar los hábitos inútiles por los útiles. Sin embargo, cambiar las rutinas y los mecanismos de afrontamiento no es tarea fácil.
Aunque la decisión de cambiar puede parecer intimidatoria, agotadora o incluso imposible, es importante recordar que el cambio no tiene por qué ser revolucionario. Puedes optar por dar pequeños pasos y no tienes por qué castigarte en el proceso de cambio.
Si decides dejar un hábito por completo y de inmediato, es un objetivo admirable. Pero, ¿hay alguna forma de rendir cuentas con este planteamiento?
Un sistema de apoyo eficaz le ayudaría enormemente si decidiera tomar este camino. Contar con un familiar o un amigo que le rinda cuentas podría garantizarle que cumple su parte del trato en lo que respecta a dejar un hábito. Dejarlo todo o nada es un objetivo al que se puede aspirar, pero no es la única forma de cambiar hábitos poco saludables.
Una forma más eficaz de rendir cuentas es utilizar el refuerzo positivo. Esto significa recompensarse cuando se eligen hábitos saludables en lugar de los que no lo son.
Las investigaciones demuestran que el refuerzo positivo nos prepara para el éxito al hacernos “querer hacer algo” en lugar de sentir que “tenemos que hacer algo”. Se trata más de crear un deseo de superación personal que de sujetarnos un palo metafórico en la espalda.
El refuerzo positivo es la práctica de darnos palmaditas en la espalda o aprecio a nosotros mismos por las pequeñas victorias en el cambio de nuestros hábitos poco útiles. Ejemplos de ello serían recompensarse con un trocito de chocolate a cambio de una semana de alimentación sana, o darse permiso para hacer algo divertido después de lograr un objetivo de cambio de hábitos.
Con el refuerzo positivo, se trata de reconocer que un pequeño paso a la vez suma para cambiar nuestros hábitos poco útiles.
Laautocompasión consiste en reconocer por qué se adopta un hábito poco saludable y comprender el impulso. La vergüenza puede dificultar el cambio de hábitos, por lo que la autocompasión ayuda a aceptar que somos humanos. Es natural que nos enfrentemos a ciertos hábitos poco saludables.
Pruebe este conjunto de afirmaciones como recordatorios diarios para motivarse:
Al fin y al cabo, tener hábitos positivos y trabajar en nuestros hábitos no saludables son intrínsecos a nuestra salud mental. Tenemos que superar nuestra tendencia a desesperarnos, cansarnos y rendirnos, porque hay una vida mejor al otro lado de cambiar nuestros hábitos.
Dado que los hábitos arraigados tardan tiempo en cambiar, debemos desarrollar una actitud de perseverancia y mantener el rumbo en el camino de la superación personal. Entonces, y sólo entonces, podremos elevarnos por encima de la negatividad, la duda y la desesperación hasta una posición de salud mental positiva.
Volvamos a elevarnos.